Camino de Cuaresma – Yo seré tu Dios

Camino de Cuaresma – Yo seré tu Dios

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Estoy caminando en el desierto de la fe, Jesús. Un desierto que se convirtió en maestro de la fe para tu pueblo Israel. Ayúdame a entrar en él, avanzar y progresar con la mirada puesta siempre en ti.

Sé que pasaré por pruebas, que mi inteligencia y voluntad serán purificadas, que mi sensibilidad también sentirá el calor y el frío del desierto.

No tengo miedo porque sé que tú estás conmigo, yo quiero seguir tus huellas y salir victorioso con una fe sólida e inquebrantable. Déjame sentir tu presencia y líbrame de lo que me impida reconocerte en cada circunstancia de mi vida.

CITA

“Por mi parte he aquí mi alianza contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos. No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido.

Te haré fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi alianza entre nosotros dos, y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: una alianza eterna, de ser yo el Dios tuyo y el de tu posteridad. Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos”. Dijo Dios a Abraham: “Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación”.

Génesis 17, 4-9

REFLEXIÓN

Los principales profetas de Israel narran la alianza de Dios con su pueblo. Él les promete entregarles la Tierra Prometida, la purificación de sus pecados, una descendencia que perdure por siempre, la Ley que regirá sus corazones… pero sobre todo, les promete su cercanía, su paternidad divina: “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.

Somos suyos, obra de sus manos, hijos en su Hijo. ¿No debería llenarse nuestro corazón de alegría? En el desierto de nuestra vida, enfrentados a múltiples dificultades, parecemos olvidar que tenemos un Padre que nos ama, que Él nos ha prometido el cielo y para abrirnos sus puertas envió a su Hijo Jesucristo.

¿Qué dudas podemos tener cuando somos testigos de que Cristo resucitó, está vivo y presente entre nosotros? ¡Tenemos que creer! Y la fe es un regalo de Dios, un don que tenemos que pedir todos los días. Pedirlo con humildad, con mucha confianza en que Dios no los negará. Especialmente en el desierto, cuando tenemos frío, hambre, sed y todo nos parece difícil.

Es en ese momento cuando la fe se hace más necesaria y cuando el eco del “Yo seré tu Dios” tiene que tocar lo más hondo de nuestro corazón. Actualizar esa promesa es la misión de este desierto de la fe. Cada uno de nosotros sabe cómo Dios está actualizando esa promesa en nuestra vida. La oración hecha con confianza mientras caminamos en el desierto de la fe nos dará la seguridad de que Él camina a nuestro lado, nos defiende, prepara el camino y nos protege de todo mal.

Despréndete de todo, sigue caminando en la fe a través de este desierto y escucha en tu interior: “Yo soy tu Dios. Soy tu Padre. Te amo”.

ORACIÓN

TU SERÁS MI DIOS

Salí a sembrar esperanzas
Al alba de la mañana
Buscando el sentido
De cada paso de mi alma

Qué fácil es sentirse huérfano
Perder el camino
Escuchar mil sirenas
Fabricarse ídolos inertes

Pero tú sales a mi encuentro
Como respuesta a mis preguntas
Como seguridad ante mis miedos
Como defensor ante mis enemigos

Tú serás mi Dios
Tú serás mi amigo
Tú serás mi fortaleza
Tú serás mi escudo
Tú serás mi camino
Tú serás mi verdad
Tú serás mi vida

Gracias por dejarte poseer
Por esta pobre creatura
Que sin mérito alguno
Te abraza bien seguro

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.

PROPÓSITO

En oración, ver cómo Dios está actualizando en mi vida su promesa “Yo seré tu Dios”. Haz una lista de los momentos, circunstancias en las que desde la fe sientes esta presencia protectora.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.