Dolor del Papa por los atentados contra iglesias en Iraq

Ciudad del Vaticano, 14 Jul. 09 (AICA)

Iglesia católica de Bagdad dañada por el atentado
El papa Benedicto XVI manifestó su dolor por la nueva ola de atentados que tuvieron como objetivo ocho iglesias cristianas en Bagdad y Mosul (Iraq) el pasado fin de semana, que causaron cuatro muertos y decenas de heridos. Casi todas las bombas explotaron cuando concluían las celebraciones religiosas.

En un telegrama enviado al cardenal Emmanuel III Delly, patriarca de Babilonia de los Caldeos, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, dice que el Papa «reza por una conversión del corazón de los autores de la violencia y alienta a las autoridades a hacer todo lo posible para promover una convivencia justa y pacífica de todos los sectores de la población iraquí».


El Santo Padre, dice el mensaje, «asegura su oración y su cercanía espiritual a las comunidades católica y ortodoxa de la capital iraquí».

El objetivo era atemorizar a las comunidades cristianas
El atentado más grave tuvo lugar el domingo por la tarde cerca de la iglesia caldea de Nuestra Señora, en la calle Palestina, al este de Bagdad. La explosión de un coche-bomba causó cuatro muertos, dos jóvenes cristianos y una niña musulmana, y veintiún heridos, quince de ellos, fieles.

A primera hora de este lunes, en el centro de Mosul, otra bomba colocada entre una iglesia y una mezquita explotó y causó heridas a tres niños.

Esta serie de ataques se produce menos de dos semanas después del retiro de las fuerzas estadounidenses de las ciudades del país.

«La violencia disminuyó considerablemente en los últimos meses, pero los atentados continúan siendo un drama cotidiano, sobre todo en Bagdad, Mosul y Kirkuk, donde están concentrados gran parte de los cristianos», informó L’Osservatore Romano.

Desde la caída del régimen de Sadam Husein, las comunidades cristianas de Iraq recibieron numerosos ataques. Los más graves tuvieron lugar en agosto de 2004, con cuatro atentados en Bagdad y dos en Mosul. Diez personas murieron y cincuenta resultaron heridas. Entre las iglesias atacadas se encontraba la de San José, que ahora fue atacada de nuevo.

«Antes de la invasión americana de abril de 2003 -señala la información de L’Osservatore Romano- se estimaba que había unos 800.000 cristianos en Iraq. Hoy se calcula que apenas llegan a 500.000». Muchos de ellos se vieron obligados a abandonar el país para huir de las persecuciones y se refugiaron en países vecinos o en otros continentes.

Mosul se convirtió en ciudad-símbolo de esta persecución, donde acabada la guerra comenzaron los ataques indiscriminados.

Una conocida víctima del odio fue el arzobispo de Mosul de los Caldeos, monseñor Paulos Faraj Rahho, encontrado muerto el 12 de marzo de 2008 después de ser raptado días antes por un comando de hombres armados cuando salía de la iglesia del Espíritu Santo.

El año pasado, miles de familias cristianas se vieron obligadas a abandonar Mosul. Una huida por la que Benedicto XVI expresó varias veces «alarma y gran sufrimiento».

También durante su reciente peregrinación a Tierra Santa, Benedicto XVI volvió a apoyar el reconocimiento de los «derechos fundamentales a una convivencia pacífica» de los cristianos en Iraq.

Las autoridades iraquíes y los representantes religiosos, que habían destacado en los últimos días con gozo el retorno a un clima aparentemente sereno, temen que los ataques de las últimas horas puedan desencadenar una nueva oleada de violencia sectaria en el país.

“Estamos angustiados por lo que está sucediendo en Iraq -afirmó el cardenal Delly en una declaración difundida por la televisión iraquí- porque hoy son objetivo de atentados lugares que en el pasado, y durante la guerra, servían de refugio a cristianos y musulmanes».

El purpurado condenó los ataques contra las iglesias cristianas y las mezquitas e hizo un llamamiento para mantener el «espíritu de tolerancia».+

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