Evangelio del día – Lecturas del Domingo XV Tiempo ordinario

Evangelio del día – Lecturas del Domingo XV Tiempo ordinario – Ciclo A

APRENDER A SEMBRAR COMO JESÚS

No fue fácil para Jesús llevar adelante su proyecto, porque enseguida se encontró con la crítica y el rechazo de la sociedad de su tiempo. Su palabra no tenía la acogida que cabía esperar. Entre sus seguidores más cercanos empezaba a despertarse el desaliento y la desconfianza y quizás pensaran si merecía la pena seguir trabajando junto a Jesús, que quizás lo que proponía era una utopía imposible de poner en práctica.

Jesús en cierta ocasión contó a sus discípulos la parábola de un sembrador para hacerles ver el realismo con que trabajaba y la fe inquebrantable que le animaba. Jesús era consciente que su trabajo podría ser infructuoso y podría echarse a perder, pero estaba seguro que el proyecto final de Dios no podía fracasar, que no podía ceder al desaliento, que tenía que seguir sembrando y que al final habría una cosecha abundante.

        La parábola del sembrador nos enseña que en la Iglesia de Jesús no se necesitan cosechadores, que la tarea de la Iglesia no es cosechar éxitos, conquistar la calle, dominar la sociedad, llenar las iglesias, imponer nuestra fe religiosa. Lo que la Iglesia necesita son sembradores, seguidores y seguidoras de Jesús que siembren por donde pasan las palabras de esperanza y gestos de compasión. La conversión que hay que promover entre los seguidores de Jesús es ir pasando de la obsesión por “cosechar” a la paciente labor de “sembrar”. 

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA

Lectura del libro de Isaías 55,10-11 
Así dice el Señor: 
– Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad. Palabra de Dios.


COMENTARIO A LA 1ª LECTURA   Dios, por medio del profeta Isaías, nos dice que su palabra es eficaz, creadora y engendra vida si la acogemos en nuestro corazón. La Palabra de Dios nos salva. Esta palabra se dirige a nosotros, tiene que producir sus frutos y alimentar nuestra vida cristiana.  

Sal 64, 10. 11. 12-13. 14 
R. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto. 

  • Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; 
    la acequia de Dios va llena de agua. R:
  • Tú preparas los trigales: riegas los surcos, igualas los terrenos, 
    tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes. R:
  • Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; 
    rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría. R:
  • Las praderas se cubren de rebaños                                                      y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan. R.  

2ª LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,18-23 
Hermanos: 
Considero que los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación expectante está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Palabra de Dios  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

  El apóstol Pablo ofrece a los cristianos de Roma una visión de toda la creación que espera expectante su liberación. También los seguidores de Jesús, poseídos por el Espíritu, deben aguardar el momento de su total liberación reservada a los Hijos de Dios.    

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,1-23 
Un día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. 
Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: 
– Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. 
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. 
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: 
– Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. 
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe. 
Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la Palabra, pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. 
Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o setenta o treinta por uno. Palabra de Dios  

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

     En esta parábola, lo que Jesús explica es por qué muchas veces la palabra de Dios no es fuerza, sino que se frustra y, por eso, resulta ineficaz o su eficacia queda disminuida, limitada. La palabra de Jesús tiene tal fuerza, que hace milagros, perdona pecados, transmite su poder personal, perpetúa su presencia.  Dios cumple su palabra, hace lo que dice, realiza lo que anuncia y consuma lo que promete.                                                                  

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

LA FUERZA OCULTA DEL EVANGELIO

    La parábola del sembrador es una invitación a la esperanza. La siembra del evangelio, muchas veces inútil por diversas contrariedades y oposiciones, tiene una fuerza incontenible que, a pesar de los obstáculos y dificultades, puede terminar en cosecha fecunda que hace olvidar otros fracasos.

    A veces tenemos la sensación de que “la causa de Dios” está en decadencia y que el Evangelio no tiene ningún futuro. Y sin embargo no es así. El Evangelio no es una moral ni una política, ni siquiera una religión con mayor o menor porvenir. El Evangelio es la fuerza salvadora de Dios “sembrada” por Jesús en el corazón del mundo y de la vida de las personas.

     Empujados por el sensacionalismo de los medios de comunicación, parece que solo tenemos ojos para ver el mal, sin embargo, en el interior de muchas vidas podemos encontrar bondad, entrega, sacrificio, generosidad y amor verdadero. Hay violencia y sangre en el mundo, pero crece en muchos el anhelo de una verdadera paz. Se impone el consumismo egoísta en nuestra sociedad, pero son muchísimos los que descubren el gozo de una vida sencilla y compartida. La indiferencia parece haber apagado la religión, pero en no pocas personas se despierta la nostalgia de Dios y la necesidad de la plegaria.

    La energía transformadora del Evangelio está ahí trabajando en medio de nuestra sociedad. La sed de justicia y de amor seguirá creciendo. La siembra de Jesús no terminará en fracaso. Lo que se nos pide es acoger la semilla que en algún momento fructificará haciéndonos más humanos, transformando nuestra vida, haciéndonos vivir con más transparencia.  


Evangelio del día – Lecturas del Domingo XV Tiempo ordinario – Ciclo C

SE NECESITA UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

En la Iglesia se siente hoy la necesidad de una nueva evangelización. Sólo Jesús es la fuente, el inspirador y el modelo de la acción evangelizadora de sus seguidores que no deben hacer nada en nombre propio, porque son sus «enviados» para anunciar su Evangelio y abrir caminos al Reino de Dios.

Al enviar Jesús a sus discípulos a predicar la Buena Noticia del Reino de Dios no los deja abandonados a sus fuerzas.

Les da su «autoridad», que no es un poder para controlar, gobernar o dominar a los demás, sino su fuerza para «expulsar espíritus inmundos», liberando a las gentes de lo que esclaviza, oprime y deshumaniza a las personas y a la sociedad.

Jesús quiere que sus discípulos no tengan ataduras, que estén siempre disponibles, sin instalarse en el bienestar; confiando en la fuerza del Evangelio.

La «nueva evangelización» necesita evangelizadores que tengan un contacto más vivo, lúcido y apasionado con Jesús.

Lo importante no es poner en marcha nuevas actividades y estrategias, sino desprendernos de costumbres, estructuras y servidumbres que nos están impidiendo ser libres para contagiar lo esencial del Evangelio con verdad y sencillez.

Es posible que nuestra Iglesia haya perdido ese estilo itinerante que sugiere Jesús, que su caminar en el mundo de hoy sea lento y pesado, que busque agarrarse al poder que en otro tiempo tuvo, que quiera enredarse en intereses que no coinciden con el reino de Dios.

Es posible que nuestra Iglesia necesite convertirse

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro del profeta Amós 7,12-15

En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Betel, a Amós:

Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá: come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en «Casa de Dios», porque es el santuario real, el templo del país.
Respondió Amós:

No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos.

El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: «Ve y profetiza a mi pueblo de Israel». Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

Amós habla al pueblo anunciando el castigo de Dios por sus pecados y la destrucción del reino y es recriminado por Amasías, sacerdote del santuario de Betel, que es el santuario nacional, controlado por el rey.

Amós habla en nombre de Dios, mientras Amasías habla en nombre del rey. Amós quiere cumplir la misión que ha recibido de Dios de profetizar al pueblo de Israel.

SALMO
Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

• Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de sus fieles
y la gloria habitará en nuestra tierra. R:
• La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo. R:
• El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R:

2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,3-14

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la Persona de Cristo -antes de crear el mundo- para que fuésemos consagrados e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la Persona de Cristo -por pura iniciativa suya- a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el Misterio de su Voluntad.

Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

[Con Cristo hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros -que habéis escuchado la Verdad, la extraordinaria noticia de que habéis sido salvados, y habéis creído- habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual -mientras llega la redención completa del pueblo, propiedad de Dios- es prenda de nuestra herencia.]

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo en una especie de himno, da gracias a Dios por los dones recibidos, por el don supremo de ser hijos de Dios, por el Espíritu.

Él nos ha elegido en Cristo, porque nos ama. Por Cristo hemos sido redimidos y se nos han perdonado los pecados.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos.

Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.

Y añadió: Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.

Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO

Jesús envía a sus discípulos para que vayan por todo el mundo a predicar su mensaje, invitando a cambiar de vida (conversión) y para aliviar el sufrimiento de las personas.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

¿PODEMOS VIVIR CON SOBRIEDAD?

Es posible que los que creemos en Jesús y queremos seguir sus pasos nos hayamos distanciado del proyecto inicial de Jesús.

El evangelio de Jesús para que sea creíble debe ser anunciado por aquellos que saben vivir con sencillez, hombres y mujeres libres que conocen el gozo de caminar por la vida sin sentirse esclavos de las cosas.

No serán los poderosos, los financieros, los tecnócratas, los grandes estrategas de la política los que construyan un mundo más humano.

Nuestra sociedad necesita descubrir que hay que volver a una vida sencilla y sobria, que lo más importante no es alcanzar un mayor nivel de vida y disfrutar de mayor bienestar.

Nuestra sociedad necesita más que nunca el impacto de hombres y mujeres que sepan vivir con pocas cosas, creyentes capaces de demostrar que la felicidad no está en acumular bienes, seguidores de Jesús que nos recuerden que no somos ricos cuando poseemos muchas cosas, sino cuando sabemos disfrutarlas con sencillez y compartirlas con generosidad.