Guión de la eucaristía para el Domingo de Resurrección

Guión de la eucaristía para el Domingo de Resurrección – Ciclo B

¿QUÉ SUPONE CREER EN EL RESUCITADO?

   Creer en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos.

   Creer en el Resucitado es rebelarnos con todas nuestras fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, humillación y sufrimientos, queden olvidados para siempre. Es confiar en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. 

        Creer en el Resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío, saber que todo lo que aquí ha quedado a medias, lo que no ha podido ser, lo que hemos estropeado con nuestra torpeza o nuestro pecado, alcanzará su plenitud en Dios. Nada se perderá de lo que hemos vivido con amor o a lo que hemos renunciado por amor.

     Creer en el Resucitado es esperar que las «huellas» que hemos dejado en las personas y en las cosas, lo que hemos construido o hemos disfrutado generosamente, quedará transfigurado, porque no conoceremos la amistad que termina, la fiesta que se acaba ni la despedida que entristece.    

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA 
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10,34a. 37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
– Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

       El apóstol Pedro proclama a todos los que le escuchan, fueran judíos o gentiles, la Buena Noticia de la Resurrección de Jesús, que pasó haciendo el bien. Ellos fueron testigos de su muerte y resurrección. A ellos les encargó Jesús que predicaran su Buena Noticia y que a los que creyeran en Él se les perdonarían los pecados.       

SALMO  

Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23
R. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

  • Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
    Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R: 
  • La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
    No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R:
  • La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
    Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R: 

2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,1-4

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA   

    El apóstol Pablo les dice a los cristianos de Colosas que deben buscar los bienes de arriba y no los mundanos, ya que hemos sido resucitados con Cristo a una vida nueva.   

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 20,1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
– Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios  

COMENTARIO AL EVANGELIO    

María Magdalena, una mujer, fue la primera en reconocer que Jesús no había muerto, que estaba vivo. Rápidamente se lo comunicó a Pedro y a Juan quienes también fueron testigos de que Jesús no estaba en el sepulcro donde lo habían enterrado. Entonces entendieron, según la Escritura, que Jesús había resucitado de entre los muertos.  

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
                                     ¡¡ RESURRECCIÓN¡¡

     Cada vez que conseguimos que triunfe la vida y el amor sobre cualquier forma de muerte o límite humano, apostamos y experimentamos la resurrección. 

     Resucitamos al decir bien de los demás, cuando tenemos un nuevo modo de mirar a los demás, de escucharlos. Resucitamos, a pesar de nuestra debilidad y flaqueza, porque en Dios somos grandes. 

       Resucitar es dejarse levantar por Dios cuando estamos caídos, abatidos, doloridos o muertos. Resucitar es el compromiso de trabajar por el amor, la justicia y la ilusión para todos, es trabajar y creer en una nueva creación aquí y ahora. Resucitar es salir del desierto de lo legal y avanzar hacia el amor, la dignidad, la justicia para todos y la fraternidad. A veces, de manera intensa experimentamos confusión, pero la experiencia del amor es más fuerte que la muerte. Esperar en la resurrección es apostar y comprometerse porque la vida y el amor digan siempre la última palabra. 


Guión de la eucaristía para el Domingo de Resurrección

¡¡ JESÚS VIVE¡!

     ¡Jesús vive! Dios no ha permitido que la muerte tuviera poder sobre Él y por eso lo resucitó. Sabemos que es verdad todo lo que nos ha dicho de Dios: que es un Padre fiel que nos ama más allá de la muerte y que no nos defraudará. Sabemos que Dios es amigo de una vida más justa y dichosa para todos.

Sabemos que Dios hace triunfar la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira, el amor sobre el odio, por eso los seguidores de Jesús seguiremos luchando contra el mal, la mentira y el odio, buscaremos siempre el reino de Dios y su justicia.

Sabemos que Dios se identifica con los crucificados, nunca con los verdugos, por eso Jesús siempre estaba con los dolientes y defendía tanto a los pobres, a los hambrientos y a los despreciados. Los seguidores del resucitado también tenemos que defender a los más débiles y vulnerables, a los maltratados por la sociedad y olvidados por la religión.

Jesús nos invita a seguirle hasta el final cargando cada día con la cruz. Jesús vive para siempre y se hace presente en medio de nosotros cuando nos reunimos dos o tres en su nombre. No estamos solos, Él nos acompaña mientras caminamos hacia el Padre. Estará con nosotros hasta el final de los tiempos.  

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a, 37-43 

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
– Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén.

Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos.

El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

Palabra de Dios.


COMENTARIO A LA 1ª LECTURA     

El Apóstol Pedro proclama el núcleo central de la fe: Cristo ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo pasó haciendo el bien y murió en la Cruz, pero Dios lo resucito y ellos eran testigos. Jesús les dio el encargo de predicar lo que Él les había dicho.   

R. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

  • Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
    Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R:
  • La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
    No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R:
  • La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
    Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R: 

2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Colosenses 3, 1-4

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. Palabra de Dios  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

    El apóstol Pablo dice a los cristianos de Colosas y también nos dice a los cristianos del siglo XXI que puesto que hemos resucitado con Cristo debemos buscar vivir como Cristo vivió, es decir, en el amor y así estaremos ya resucitados con Él en esta vida.         

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según S. Juan 20,1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
– Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios  

COMENTARIO AL EVANGELIO

        El testimonio de los primeros testigos de la Resurrección, prolongado durante siglos, es el hilo conductor que nos une al Resucitado. De ahí, la importancia decisiva que tiene para los creyentes en Jesucristo mantenerse fieles y perseverar, sin desalientos, en la fe de quienes vivieron aquellas primeras experiencias de Jesús como el Viviente, que supera la fuerza inevitable de destrucción y de aniquilación que es la muerte.         

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

LAS CICATRICES DEL RESUCITADO

    Para los discípulos de Jesús la resurrección es la respuesta de Dios a la acción injusta de quienes han querido callar para siempre su voz y anular de raíz su proyecto de un mundo más justo. No lo hemos de olvidar jamás. En el corazón de nuestra fe hay un crucificado al que Dios le ha dado la razón. En el centro mismo de la Iglesia hay una víctima a la que Dios ha hecho justicia.

Una vida “crucificada”, pero motivada y vivida con el espíritu de Jesús, no terminará en fracaso sino en resurrección. Esto cambia totalmente el sentido de nuestros esfuerzos, penas, trabajos y sufrimientos por un mundo más humano y una vida más dichosa para todos.

Vivir pensando en los que sufren, estar cerca de los más desvalidos, echar una mano a los indefensos… seguir los pasos de Jesús no es algo absurdo. Es caminar hacia el Misterio de un Dios que resucitará para siempre nuestras vidas.

       Las injusticias, rechazos o incomprensiones que podamos sufrir, nuestras heridas de hoy, son heridas que un día cicatrizarán para siempre. Poco a poco hemos de ir aprendiendo a no quejarnos tanto, a no vivir siempre lamentándonos del mal que hay en el mundo y en la Iglesia, a no sentirnos siempre víctimas de los demás.

      ¿Por qué no podemos vivir como Jesús, diciendo: “Nadie me quita la vida, sino que soy yo quien la doy” Seguir al crucificado hasta compartir con Él la resurrección es, en definitiva, aprender a “dar la vida”, el tiempo, nuestras fuerzas y tal vez nuestra salud por amor. No nos faltarán heridas, cansancio y fatigas. Una esperanza nos sostiene: Un día “Dios enjugará las lágrimas de nuestros ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque todo este mundo viejo habrá pasado”.       


¡JESÚS VIVE! NO ESTÁ ENTRE LOS MUERTOS    

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado». Este es el mensaje que escucharon las mujeres en el sepulcro de Jesús.

También es el mensaje que hemos de escuchar hoy sus seguidores. ¿Por qué buscamos a Jesús en el mundo de la muerte? ¿Por qué buscamos a Jesús en tradiciones muertas, en fórmulas anacrónicas o en citas gastadas?

No podemos encontrarnos con Jesús resucitado si no alimentamos el contacto vivo con su persona, si no nos identificamos con su proyecto de una vida más digna y justa para todos, no podemos encontrarnos con «el que vive», apagando la creatividad, alimentando el pasado, autocensurando nuestra fuerza evangelizadora, suprimiendo la alegría entre los seguidores de Jesús.

No podemos acoger su saludo de «paz a vosotros», si vivimos descalificándonos unos a otros, no podemos sentir la alegría del resucitado, si estamos introduciendo miedo en la Iglesia, no podemos liberarnos de tantos miedos, si nuestro miedo principal es encontrarnos con el Jesús vivo y concreto que nos transmiten los evangelios, no podemos seguirle de cerca, si hemos olvidado la experiencia de reconocerlo vivo en medio de nosotros cuando nos reunimos en su nombre, no podemos encontrarnos con Jesús vivo hoy si no lo queremos ver en los pequeños, los humillados y crucificados.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10,34a. 37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea.

Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

El apóstol Pedro habla a todos los hombres, sean judíos o gentiles, para ofrecerles la Buena Noticia de la Resurrección de Jesús y, con ello, del perdón de los pecados.

Habla de Jesús de Nazaret, de su persona y de su obra, de su muerte y resurrección, invitando a la alegría de sabernos perdonados por la «muerte y resurrección de Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien».

SALMO

Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

R. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

• Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R:
• La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R:
• La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R:

2ª LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,1-4

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo insiste en que hemos de buscar los bienes de arriba, no los mundanos, ya que hemos sido resucitados con Cristo a una vida nueva.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 20,1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO

Creer en Cristo resucitado es creer que Jesús camina con nosotros, es colaborar en las tareas de la Comunidad cristiana donde Cristo está presente porque hay dos o tres reunidos en su nombre, es caminar por el mundo convencidos de que hemos sido llamados a vivir plenamente una vida nueva de esperanza que el mundo increyente no conoce.

Jesús nos dice: ¡levántate, sal de tu sepulcro, vive, camina, como un hijo de Dios!

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

¡¡ JESÚS VIVE, NO HA MUERTO!!

         La Resurrección de Jesús es para los creyentes una alegría verdadera, profunda, basada en la certeza de que Cristo resucitado ya no muere más, sino que está vivo y operante en la Iglesia y en el mundo. 

        ¡Cuántas veces buscamos vida entre cosas muertas, entre cosas que no pueden dar vida, entre cosas que hoy son y mañana ya no están!

Necesitamos oír las palabras del ángel, cuando nos encerramos en cualquier forma de egoísmo o de autocomplacencia; cuando nos dejamos seducir por los poderes terrenos y por las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo; cuando ponemos nuestras esperanzas en vanidades mundanas, en el dinero, en el éxito.

     No es fácil aceptar la presencia del Resucitado en medio de nosotros. El apóstol Tomás pone una condición a la fe, tocar la evidencia, las llagas, María Magdalena se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre y los dos discípulos de Emaús llegan al encuentro con Jesús cuando se dejan acompañar por aquel misterioso caminante.

En los tres casos fue el mismo Señor quien corrigió el rumbo, Él siempre estará cerca de nosotros para corregir el rumbo si nos equivocamos.

       Buscamos entre los muertos al que está vivo, cuando nos encerramos en nosotros mismos después de un fracaso y no tenemos fuerza para rezar, cuando nos sentimos solos y perdemos la esperanza.

Porque Jesús vive hay que vivir siempre la fe con entusiasmo, convencidos de que sólo el Señor Jesús nos permite alcanzar la felicidad plena y duradera. (De una homilía del Papa Francisco)


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