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Creación – #Reflexión

«Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos. Tema toda la tierra al Señor; hónrenlo todos los pueblos del mundo.» Salmo 33:7-8 (NVI)

Estos últimos días han sido de extremo calor en Buenos Aires. Parece que el verano se adelantó y estuvo haciendo más de 32º centígrados, cuando el promedio debe estar en 25º o 27º. Demasiado calor. Tanto que el zapato se pegaba a la calle caliente, que viajar en colectivo o en tren era húmedo y oloroso, con el cuerpo pegado a los demás pasajeros que también qeurían viajar (y siempre hay poco lugar). Buscando algún lugar con aire acondicionado, o un ventilador.

Mientras transpiraba un poco al viajar, encontré este texto que me impactó. Mientras en Baires tenemos calor, en Nueva York están con frío. Y al margen de los problemas climáticos que el hombre ha generado por su mal uso de los recursos naturales, nuestro ecosistema y nuestra galaxia mantienen un orden predeterminado que no cambia.

Siempre en noviembre hace calor en casa y en junio hace frío. Si la luna estuviera más lejos de la Tierra estaríamos inundados. Si la Tierra estuviera más cerca del Sol estaríamos fritos (literalmente). Si la Tierra no tuviera la inclinación que tiene no tendríamos estaciones. Si Marte sale de su órbita, chocaría con la Tierra.

El salmista no sabía de todas estas cosas, pero concoía el rocío de la mañana, la flor del campo, la nieve del invierno y el deshielo de la primavera. Las ovejas que daban a luz, las vacas que daban leche, las lluvias regulares para la siembra y la ciega. Y termina diciendo: Todo esto lo hizo Dios. No se puede explicar de otra manera. Solo una metne tan brillante y un corazón tan precioso puede crear con tanta perfección la constelación más enorme y la belleza de un capullo.

Si Dios puede meter todos los mares en una vasija, ¡¿cómo no voy a temerle y respetarle?! Dios merece la honra y la gloria por lo que Es. Debe recibir el respeto que a su Ser digno le corresponde. Toda la creación obedece al detalle las órdenes del Soberano. Y solo el ser humano se digna a decirle que No a Dios. ¡Y las consecuencias las tenemos a la vista!

Mejor hacé como el resto de la creación, honrá y obedecé a Dios.

REFLEXIÓN – Teméy honrá. Y asunto solucionado.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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