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Dios se revela desde la confianza de una niña

DIOS SE REVELA

KAREN CASTILLO, karencastillom@hotmail.com

MÉXICO.

ECLESALIA.- La semana pasada compartimos la celebración con Cristina, una pequeña de 9 años que recibió por primera vez a Jesús en la Eucaristía. Llena de ilusión nos compartió la alegría de ser convocados a la mesa del Señor y poco a poco la celebración nos fue haciendo partícipes de la presencia viva de Jesús entre nosotros.

He traído a la mente esta celebración porque en una clase de teología fundamental, al hablar de la relación entre Revelación y experiencia pensé que la expresión de Cristina cuando respondió quién era Jesús para ella, muestra claramente esta relación. El sacerdote le preguntó cuáles eran las cosas que más le han gustado de Jesús al irlo conociendo desde la lectura que ha hecho de la Biblia y desde su preparación en el catecismo. Ante esto ella respondió que lo que más le gustaba era que se acercaba a los enfermos; lo cual, sin duda, me hizo pensar en que tocó lo más sensible de su existencia: el proceso de una enfermedad degenerativa (ELA) que después de unos meses llevó a su papá al cielo. Esto es una verdadera lección de Revelación y fe; una lección donde por un lado nos muestra que el Jesús que ella ha experimentado es aquél que ha estado presente desde la realidad familiar concreta que le tocó vivir. Y donde, por otro lado, nos habla de una fe tan grande que no necesita un Jesús que necesariamente sane a los enfermos, sino un Jesús que los acompaña y se acerca a ellos; la fe en un Dios que escuchó sus oraciones en la enfermedad de su padre y que a pesar de no haber sido sanado, le hace saber que está presente. Y esta certeza fue lo que expresó en su siguiente respuesta donde dijo que Jesús era buena onda, es decir, un Jesús presente, cercano, amigo, sensible; expresión que ciertamente por un lado muestra un leguaje cotidiano, pero que en su sentir sé que fue más un lenguaje profundo que significa una expresión abierta a todas las cualidades, abierta a ponerle los calificativos que dan respuesta a las necesidades que cada uno tenemos.

Definitivamente en un aula de teología aprendemos mucho, pero en la sencillez de quien es tocada por el amor de un Jesús vivo, no sólo se aprende, sino que se descubre, se comparte y se reflexiona. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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