El propio advenimento

El propio advenimento
Hoy estamos de fiesta, y bien alegres. Porque Francisco nos ha regalado una buena noticia, el gozo del evangelio, su “Evangelii gaudium”. Nos hacemos eco en las noticias de alcance con dos análisis que se complementan muy bien a cargo de Pedro M. Lamet e Irene Hdez. Velasco. La utopía que hemos soñado tantos de nosotros, la está superando la realidad de nuestro Papa, bendito sea, aleluya.

José M. Castillo: La encuesta del Papa a los católicos. La unidad de la Iglesia no es uniformidad. La unidad se construye sobre el respeto, la tolerancia, la bondad y la búsqueda del bien de todos.

Toca adviento, toca esperanza.

Florentino Ulibarri: Pregón de adviento. Llega la hora de la alborada, de pasar de la noche al día. Abrid las ventanas y respirad; oread todas vuestras estancias…

José Enrique Galarreta: Sugerencias para la oración en Adviento. «Adventus Domini»: la llegada del Señor. Dios está en todas partes y siempre está. Entonces, ¿qué es lo que viene, qué es lo que llega?

Vicente Martínez: El propio advenimiento. Somos nosotros quienes tenemos que buscarnos a nosotros mismos, único camino para encontrar a los otros y a Dios.

Mt 24, 37-44. Manteneos despiertos, pues no sabéis qué día va a llegar vuestro Señor.

José Enrique Galarreta: Isaías 2, 1-5. Insistimos en el final como catástrofe, pero la Biblia está llena de imágenes de la humanidad que encuentra finalmente la luz de Dios. Romanos 13, 11-14. Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.

Vicky Irigaray: Transmisores de esperanza. En este tiempo de espera y esperanza, Dios nos invita a vivir despiertos, atentos a las necesidades de todos los hombres y mujeres.

Rafael Calvo: La esperanza. Es posible la esperanza en esta vida, no hay que ponerla en el más allá.

Fray Marcos: ¿Qué Dios estás esperando? El Dios de Jesús es único y está siempre escondido. Los falsos dioses son millares y están constantemente haciéndonos guiños.

José Antonio Pagola: Con los ojos abiertos. La espiritualidad cristiana no consiste solo en una mirada hacia el interior, pues su corazón está atento a quienes viven abandonados a su suerte.

Enrique Martínez Lozano: Estar en vela para vivir lo que somos. Estar en vela” requiere amor humilde y atención plena.

José Enrique Galarreta: Alégrate, Jerusalén, porque llega tu luz. La vida es algo muy serio, pero se puede echar a perder. Dios es el que nos ayuda a vivir.

Rogelio Cárdenas: ¡Sálvese quien pueda! El Evangelio de este domingo parece gritarnos ¡Sálvese quien Pueda! Pero estamos salvados, nuestra clave es Jesús y todas las personas que nos rodean, hay una comunión de salvación.

Namasté. Este domingo nos pide estar en vela para vivir lo que somos. Dios está viniendo siempre a nosotros en todo lo que nos rodea.

Salomé Arricibita: Effeta! Ábrete! Es mi deseo para este adviento… vivir con el corazón abierto y despierto para poder ver que la esperanza es hoy, aquí, ahora… en cada uno…

La actualidad arrastra muchos problemas, y hay que hacerles frente.

Koldo Aldai: Una inmensa piel. Las polémicas cuchillas de la valla de Melilla nos lleva a abogar una vez más en favor de la solidaridad y la fraternidad humanas. ENLACE para firmar protesta.

José Arregi: Las cuchillas de Melilla. En Melilla, una valla. En la valla, cuchillas. ¡Vergogna! ¡Vergüenza de Europa! ¡Vergüenza de país!»

El movimiento ‘Evangelio, Justicia y Derechos sociales’, católicos/as de Madrid, invita a hacer un gesto público y alzar la voz por los que más están sufriendo los recortes y nos invita a todos a vivir y expresar nuestra solidaridad con los más necesitados.

La salud y la espiritualidad hacen buena pareja.

Leonardo Boff: La importancia de la espiritualidad para la salud. Espiritualidad no es pensar en Dios sino sentir a Dios dentro de nosotros. ¿Existe un “punto de Dios” dentro de nosotros?

La farmacia de Dios. Él nos lo ha dado todo y a todos y entre las cosas que tenemos a nuestra disposición están todos estos alimentos…

Nos vamos ya, con la miel y el gozo en los labios, aleluya, aleluya. Un gran abrazo,

Rafael Calvo