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El sínodo extraordinario de obispos sobre la familia

EL SÍNODO EXTRAORDINARIO DE OBISPOS SOBRE LA FAMILIA

PATRICIA PAZ, ppaz1954@gmail.com
BUENOS AIRES (ARGENTINA).

ECLESALIA, 13/10/14.- Quizás no haya peor consejero que el miedo. Cuando tenemos miedo nos cerramos, nos rigidizamos y en general actuamos de manera equivocada. Atrás de muchos actos de violencia está escondido el miedo. Definitivamente lo está en toda discriminación, y en todos los integrismos. Lo nuevo, lo diferente asusta cuando no tenemos la capacidad de abrir nuestra cabeza y sobre todo nuestro corazón a lo que se presenta. Una de las cosas que más repite Jesús en el Evangelio es justamente: “No teman”. El Espíritu en Pentecostés derrumba las paredes del miedo y lanza a los discípulos a proclamar el Evangelio a todos, sacándolos del aislamiento en el que se habían escondido después de la muerte de Jesús. Seguramente tenían mucho miedo, ¡y no era para menos! Pero se dejaron transformar, y, gracias a eso, el mensaje llegó hasta los “confines de la tierra”.
Hoy la Iglesia está viviendo un “Sínodo Extraordinario de Obispos sobre la Familia”. Francisco en su discurso inaugural les pidió a los participantes que hablaran con libertad, sin temor a decir lo que piensan. Este es un primer paso para poder hacer los cambios que está reclamando el pueblo fiel. Otro paso muy importante es “leer los signos de los tiempos”. No se trata de mantener normas y doctrinas que ya casi nadie practica, si no de escuchar y mirar cómo se viven hoy las relaciones familiares, sobre todo los jóvenes. Cuando una institución insiste en poner reglas que nadie cumple pierde autoridad y vigencia. Me temo que es lo que está pasando con la Iglesia Católica. Hay cosas que están tan alejadas de la realidad que muchas veces me pregunto a quién le están hablando los obispos. Sin ir más lejos pensemos en la encíclica “Humanae Vitae”…
¿Está en crisis la familia o lo que entendemos por familia? ¿No será que en el término “familia” entran hoy otras situaciones que no implican únicamente madre-padre-hijos? Sea como fuere, la Iglesia, si quiere seguir siendo “madre y maestra” tendrá que buscar la manera de llegar con su mensaje y de acoger a todos. El objetivo debería de ser ayudar a las personas a vivir relaciones cada vez más humanas. No se trata de adaptarse y aceptar cualquier cosa, sino de volver a mirar cada norma y cada doctrina y ver si todavía tienen sentido. Revisar el porqué de cada cosa a la luz de los descubrimientos exegéticos, culturales, sociales, científicos, psicológicos, antropológicos, etc… No podemos mantener normas que se dictaron hace cientos de años cuando la cosmovisión era totalmente otra. La moral sexual católica adolece en muchos casos de una antropología inadecuada. Por eso tenemos que preguntarnos acerca de la validez de lo que hoy decimos que es moral o inmoral en nuestra vida social, sexual y familiar.
Como dijo el Cardenal Kasper: «El Evangelio no es un museo, no es un código penal, no es un código de doctrinas y mandamientos. Es una realidad viviente en la Iglesia y nosotros tenemos que caminar con todo el pueblo de Dios y ver cuáles son sus necesidades. Algunos cardenales temen que haya un efecto dominó y que, si se cambia un punto, todo colapse». Creo que lo que hay que cambiar es mucho más que un punto y me parece que el peligro es al revés, si no se animan a cambiar, no habrá seguramente un colapso, pero poco a poco la Iglesia irá perdiendo cada vez más vigencia y entonces el mensaje ya no llegará a “los confines de la tierra”. Francisco nos convocó para que como comunidad reflexionemos. Ahora los obispos tienen la oportunidad de hacer los cambios necesarios. ¡Que el amor y la compasión, y no el miedo, sean la fuerza que los anime a hacerlos!
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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