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Las CRUCES de los NIÑOS y los ADOLESCENTES

Las CRUCES de los NIÑOS y los ADOLESCENTES

Las CRUCES de los NIÑOS y los ADOLESCENTES

Las CRUCES de los NIÑOS y los ADOLESCENTES

por Amaya Prado Piña, Psicóloga Católica

En la vida de los niños existen las cruces y dificultades. Los niños y adolescentes deben saber que en sus vidas y en la de los otros existe el dolor, la dificultad, las pruebas y es importante estar ahí como padres, educadores, catequistas, sacerdotes, para acompañarlos y ayudarlos también a cargar esas cruces, y lo más importante, enseñarles a que confíen que Dios Les ayudará a cargarlas siempre.

Estas ideas pueden parecer que son para mayores, pero es importante desde pequeños guiarles en el misterio de la cruz y que le den sentido cristiano al dolor a lo largo de sus vidas, no se trata de sobreproteger y evitarles el sufrimiento, sino de aceptar el dolor y ayudarles a cargarlo. 

A lo largo de este post veremos por un lado, qué tipos de cruces tienen ahora, en el siglo XXI los más pequeños, veremos maneras de entender las cruces y por último la manera de cómo acompañarles en el dolor. 

Las cruces que tienen los niños, niñas y adolescentes en la actualidad son variadas y algunos son de mayor o menor intensidad para ellos.

No todos los niños tienen las mismas oportunidades ni viven las mismas situaciones. Para muchos de ellos la vida es muy complicada ya sea por su situación familiar, por algún problema físico, por vivir en extrema pobreza o porque su país está pasando por alguna crisis o incluso sufriendo una guerra.

Es importante recordar que cada niño es único y puede enfrentar desafíos específicos en función de su personalidad, entorno y circunstancias individuales. Algunas de las dificultades comunes que pueden afectar a los niños incluyen:

Es fundamental reconocer y abordar estas dificultades de manera adecuada. Los padres, educadores y profesionales de la salud pueden desempeñar un papel crucial en la identificación temprana y el apoyo a los niños que atraviesan situaciones difíciles, brindando el apoyo necesario y buscando los recursos adecuados para ayudarlos a superar sus desafíos.

En segundo lugar cómo hacerles entender las cruces, cuando muchas veces ni los adultos las entendemos y las aceptamos. 

Hay que hacerles ver que lo positivo y lo negativo de nuestras vidas provienen de la voluntad de Dios. Sin embargo, no todos los niños tienen las mismas oportunidades ni experimentan las mismas circunstancias. Para muchos de ellos, la vida puede ser extremadamente complicada.

Como padres y catequistas, es importante explicar a los niños que el dolor existe, pero que todo lo positivo que ocurre es la voluntad positiva de Dios. Por otro lado, lo negativo no es deseado por Dios, pero es tolerado por alguna razón. Esta tolerancia nos lleva a reflexionar sobre la razón detrás de ello.

A veces, incluso los adultos tenemos dificultades para comprender esta afirmación. Nos cuesta aceptar que todo lo que sucede, sucede porque Dios lo quiere. Sin embargo, con el tiempo podemos llegar a comprender y aceptar que Dios tiene la intención de obtener bienes incluso a partir de los males, es importante contarles a los niños y adolescentes que es probable, que a lo largo de los años, los niños vivirán momentos buenos, malos y regulares en los que la cruz golpeará sus vidas o las de personas cercanas a ellos. Si se les guía de manera prudente y por alguien en quien confían plenamente, como sus padres, catequistas o algún familiar, sacerdote, es probable que los niños puedan enfrentar los golpes con entereza. De esta manera, podrán convertir los momentos de dolor en ocasiones para confiar en Dios y entregarse a los demás.

Sus corazones se llenarán de gratitud, solidaridad y compasión. Serán niños fuertes y acogedores, y a medida que crezcan, también se convertirán en adultos con estas cualidades. Sabrán llevar su cruz con un gran amor hacia Dios y hacia los demás. Sin embargo, si no reciben la guía adecuada y la atención necesaria durante los momentos dolorosos, como enfermedades, la muerte de seres queridos o la vivencia de algún trauma, es probable que estos niños desarrollen sentimientos de rencor, frustración o incluso ira contenida y se generen corazones llenos de amargura, angustia y frustración.

Un buen ejemplo para que los niños comprendan cómo llevar la cruz, es decir, el dolor, con dignidad, es mencionarles el episodio de los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús. Este relato se encuentra en el Evangelio de San Lucas (Lucas 23, 39-43).

Mientras uno de los ladrones, conocido como el mal ladrón, insultaba al Señor y le reprochaba que no se salvara a sí mismo y a ellos, el Buen Ladrón (Dimas) aceptaba humildemente la cruz y defendía al Señor diciendo: «Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino». Dimas se convirtió en santo, mientras que el otro ladrón no supo hacerlo y destruyó su vida. Estas son las dos formas de llevar la cruz y el dolor.

Existen momentos propicios para enseñar a los niños a llevar la cruz. La cruz de Cristo es el símbolo de los cristianos, por lo que es importante enseñarles a hacer la señal de la cruz en sus frentes

COMO AYUDAR A LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES A LLEVAR NUESTRAS CRUCES Y CONSERVAR LA FE EN EL SUFRIMIENTO

Ayudar a los niños y adolescentes a llevar sus cruces y conservar la fe en medio del sufrimiento puede ser un desafío, pero hay algunas estrategias que pueden ser útiles. Aquí hay algunas sugerencias:

Recuerda que cada niño es único y puede responder de manera diferente. Lo más importante es estar presente, escuchar y ofrecer amor y apoyo incondicional mientras atraviesan sus dificultades.

Fuentes consultadas:

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