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Mensaje de Mons. Oscar Sarlinga sobre la «Jornada de la Infancia Misionera», en la Epifanía del Señor

«LA BUENA NUEVA VIAJA SIN PASAPORTE»

Queridos hermanos condiocesanos:

El Papa Benedicto XVI presidió hoy en la Basílica Vaticana (a las 10 de la mañana hora de Roma) la Santa Misa en la solemnidad de la Epifanía del Señor, Jornada que lo es también de «la Infancia Misionera». Al mediodía dirigió el rezo del Ángelus.

Quizá se pueda no estar tan al corriente que en la solemnidad de la Epifanía -manifestación de Cristo a todos los pueblos y naciones, representados por los Magos- se celebra la mencionada «Jornada de la infancia misionera», instituida por el Papa Pío XII. Con el lema perenne “Los niños ayudan a los niños”, la Obra pontificia de la infancia misionera sostiene miles de iniciativas de solidaridad, educando a los niños para que crezcan con un espíritu de apertura al mundo y de atención a las dificultades de los menores menos favorecidos.

En este año 2010 el lema de la Jornada de la infancia misionera es “La Buena Nueva viaja sin pasaporte”, puesto que se propone destacar la eficacia de la Palabra de Dios, que jamás se ve limitada por barreras o confines, y al mismo tiempo nos impulsa a la evangelización, en el legítimo anhelo de difundir la gozosa noticia de la salvación, libremente ofrecida a todos los pueblos del mundo.

Nosotros creemos, porque estamos convencidos de ello, que «la luz de Belén continúa resplandeciendo en todo el mundo», como lo ha dicho hoy el Papa Benedicto. Por ello también de esta Epifanía queremos extraer algunas indicaciones programáticas concretas, en lo que respecta a la Pastoral de la Infancia Misionera en la diócesis. Acerca de la conveniencia de dichas indicaciones u orientaciones, recordamos lo que nos dice nuestro «Plan Pastoral diocesano»:
“Por consiguiente, este Plan Pastoral de la diócesis ha procurado brindar indicaciones programáticas concretas, como nos enseña el Documento de APARECIDA: «El proyecto pastoral de la Diócesis, camino de pastoral orgánica, debe ser una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy, con ‘indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura” (Orientación fundamental del Plan, n. 1).

Varias son las parroquias de la diócesis que cuentan con la «Infancia Misionera». En esto vemos también que, en parte, las propuestas actuales ya se encontraban de algún modo presentes, ya sea en las orientaciones o en la práctica (Cf. «Plan Pastoral Diocesano», Capítulo I, n. 1: EL CAMINO PASTORAL RECORRIDO NOS ORIENTA, Y NOS ALLANA EL CAMINO POR RECORRER). Sin embargo, queda un camino importante que emprender respecto a la implementación y puesta en obra de la Infancia Misionera, que traerá muchas bendiciones.

También en nuestro «Plan» (Capítulo I, n. 7: Profundización en la dimensión evangelizadora de toda la Pastoral) damos el sentido del llamado «estado de misión», y luego, al pasar a sugerir o proponer profundizaciones en los distintos ámbitos de la Pastoral (n. 9 del mismo capítulo I), vemos la necesidad del «(…) fomento de la formación de agentes misioneros (para lo cual será muy importante la tarea de las Obras Misionales Pontificias y de la Delegación de Misiones, así como de las parroquias con grupos misioneros experimentados) que lleven a cabo la tarea de misionar en las parroquias que lo pidan, de una forma permanente y con dedicación preferencial a esta tarea, buscando en especial a los alejados” (Cap. I, n. 9, “c”).

¿Podrían ser los niños lo que llamamos «agentes misioneros»?.

Sí, ¡y cómo!. Ellos, en su inocencia y simplicidad de «ver a Jesús» y «ver brillar su estrella» serán de aquellos que, en el sentido de palabras que el Papa pronunció hoy: «han visto la estrella y han comprendido el mensaje». Necesitan, esto sí, de la atención pastoral de las parroquias, de los curas párrocos, sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos, religiosas, laicos preparados, para «abrirles los ojos y el corazón» y ayudarlos a conservar «un corazón sabio e inocente», que les permita «ver la estrella de la misericordia» del Señor, su Amor, que se da en la familia, en la comunidad, también en la comunidad parroquial, en todos los ambientes en el que el niño sea también «un testigo del Amor de Cristo».

Ojalá, quiera el Señor, que todas las parroquias de la diócesis puedan ir formando, con paciencia y a la vez con constancia, grupos de «Infancia Misionera». Los exhorto de corazón a los curas párrocos. Cuentan con la ayuda de la Delegación de Misiones, y la valiosa experiencia de las parroquias donde está ya funcionando, con mucho fruto de difusión del Evangelio y afianzamiento de la familia cristiana. El buen empeño de las familias será fundamental en este cometido (¡las hay tantas, de cónyuges que han hecho un retiro de impacto, de aquéllos que pertenecen a un movimiento o asociación de fieles laicos, o se encuentran dedicados a un aspecto de la pastoral parroquial!).

En el Señor y la Virgen Madre, los saluda afmo.

+Oscar, Obispo.

6 de enero de 2010

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