Icono del sitio padrenuestro.net

Nuestra Señora de los Ángeles una advocación que no conoce fronteras

Nuestra Señora de los Ángeles una advocación que no conoce fronteras


(Desde El Cañamelar, José Ángel Crespo Flor).

Que la Virgen María se presenta en múltiples advocaciones no hace falta decirlo muy fuerte. Basta con fijarse en el calendario, tomar buena nota y ver de cuántas maneras se puede venerar a la Virgen María.

Pues bien, una de esas múltiples advocacioones es la de nuestra Señora de los Ángeles que, en el Marítimo cobra un interés especial por cuanto estamos hablando de una advocación que da nombre al templo del Cabañal y una advocación que da nombre a la Patrona del barrio, aunque como ocurre con otras tantas advocaciones marianas estas no se circunscriben sola y unicamente al barrio sino que traspasa cualquier frontera que queramos ponerle.

Mas no queremos detenernos demasiado en la patrona del Cabañal al pensar que lo importante es tomar parte y participar de los actos que los clavarios han organizado y sí vamos a ahondar un poco en algunos detalles que nos indican claramente que estamos hablando de una advocación de la Virgen con un amplio pasado como lo demuestran las fechas que a continuación vamos a citar.

La Fiesta de La Virgen de los Angeles es un buen motivo para incitar la practica del santo Rosario, una devoción que aúna lo mariano con lo cristológico y una plegaria en la que han incidido mucho los diferentes Papas que no se cansan en animar a los fieles a que la hagan suya, la practiquen casa y si puede ser en familia, mejor que mejor.

Antes de pasar a este calendario de fechas insistimos en la oportunidad que tienen los vecinos del Marítimo de acercarse hasta el Cabañal y participar del Rosario de la Aurora, de la Solemne Misa y de la no menos solemne Procesión por las calles principales del barrio. Y lo mejor de todo es que la Fiesta se realiza cuando toca: en el caso de la Virgen de los Ángeles el 2 de Agosto, se celebre cuando se celebre.

Fechas Importantes

2 de agosto 1635: Hallazgo de la Imagen de Nuestra Señora de los Ángeles.
Abril de 1782: Proclamación de la Virgen de los Ángeles como Patrona de Cartago.
Agosto de 1782: Primera pasada de la Imagen de la Virgen a la Parroquia Central de Cartago.

24 de Septiembre 1824: Nuestra Señora de los Ángeles es declarada por la Asamblea Constituyente y del Estado la Patrona Oficial de Costa Rica: «El Congreso Constituyente del Estado de Costa Rica ha tenido a bien decretar y decreta: La Virgen de los Ángeles Madre de Dios y Señora nuestra es, y será en lo sucesivo la Patrona del estado de Costa Rica»
1835: Con ocasión de la guerra de la Liga se le llamó a la Virgen de los Ángeles, Princesa de la Paz.

2 de Marzo 1862: El Sumo Pontífice Pío IX, concede a perpetuidad indulgencia plenaria a quien visite el Santuario de los Ángeles.
7 de Septiembre 1912: Se coloca la primera piedra de la Basílica de la Virgen de los Ángeles.

25 de Abril 1926: Coronación pontificia de la Imagen de la Virgen de los Ángeles.
Julio-Agosto de 1935: Celebración del Tricentenario del Hallazgo de la Imagen de Nuestra Señora de los Ángeles.
26 de Julio 1935: El Papa Pío XI concede el título de Basílica Menor, al Santuario Nacional de Nuestra Señora de los Ángeles.

25 de Abril 1944: Erección de la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles.
25 de Abril 1944: Es declarado altar privilegiado el Altar Mayor de la Basílica.
2 de Diciembre 1956: Coronación de la Imagen de la Virgen como Reina del Trabajo.
Julio-Agosto 1985: Celebración solemne del 350 años del hallazgo. La imagen de Nuestra Señora visita las principales comunidades del país.

8 de Diciembre 1991: La Imagen de Nuestra Señora de los Ángeles preside la clausura del Congreso Mariano, en el Parque Metropolitano.
23 de Abril 1994: Solemne consagración de la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles.
22 de Julio 1995: Inauguración de la Nueva Plaza del Santuario Nacional.

2009: Por motivo de la Pandemia de gripe A (H1N1) de 2009, el gobierno de la república de Costa Rica por medio del ministerio de salud, suspende la romería por primera vez en 227 años.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES

Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista
Arcipreste del arciprestazgo de la Avenida del Puerto

Reina y Señora del coro de los ángeles y arcángeles:
Con el ángel Gabriel te saludamos:
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

Eres criatura a la que Dios la ama con predilección,
El habita en ti y en ti ejerce todo su poder.

Y esto, sin ningún mérito por parte tuya,
por pura iniciativa de Dios.

María. desde el primer instante de tu concepción,
eres de Cristo:
Madre del que te engendró.

Desde el primer momento de tu existencia,
participas ya de forma anticipada
de la acción redentora y santificadora
que va a llevar a cabo el Hijo eterno del Padre,
el mismo que, mediante el misterio de la encarnación,
se va a convertir en tu hijo.

Tu, la llena de gracia,
Tuviste que devolver tu ser a Dios haciendo de tu vida
un himno de alabanza:
“Proclama mi alma la grandeza del Señor…
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”.

Nosotros, desde la luz que tu vida derrama,
sentimos la necesidad de proclamar con obras y palabras
un Magníficat similar:
“Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos;
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya”
Tu vida, Señora y Madre, no fue fácil.

Pocos días después del nacimiento de tu hijo Jesús
escuchaste el anuncio de Simeón:
“Una espada te atravesará el alma”
A lo largo de toda la vida de tu Hijo
tuviste que avanzar en la peregrinación de su fe,
manteniendo fielmente la unión con El,
pero teniendo que aceptar
los incomprensibles caminos de Dios,
que te desconcertaba una y otra vez.

Y la prueba definitiva de tu fe,
María, tendría lugar al pie de la cruz,
cuando tuviste que presenciar
y participar en el desconcertante misterio de tu Hijo,
que despojándose de su rango,
se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.

Este abandono total a la voluntad de Dios,
tantas veces incomprensible para nosotros,
explica que seas el modelo supremo de fe.

Tu eres la primera de los creyentes del Nuevo Testamento,
la mejor, y, además, la madre de todos los que vendrán después
porque tu sumisión y docilidad absolutas
a la voluntad de Dios se debieron
a la especialísima acción del Espíritu Santo en Ti.

Pero es que, además, tu obediencia total
fue el desencadenante de que el Espíritu Santo
irrumpiera en el mundo a través de Jesús.

En ti, Señora y Madre, aprendemos a creer,
y gracias a ti podemos creer.

Porque te hiciste esclava, ahora eres Reina,
Reina de cielo y tierra,
Reina de hombres y ángeles.

Tu fuiste la nueva morada a la que Dios baja
por pura iniciativa de su amor y de su misericordia
para encontrarse definitivamente con su pueblo,
para ser Dios-con-nosotros.

Y esta bajada de Dios
sólo podía realizarla el Espíritu Santo.
Sólo él, que es quien produce el milagro de la vida
y el que hace a la carne capaz de Dios,
podía realizar esta entrada definitiva de Dios en la carne.

Tu maternidad divina
fue un hecho absolutamente único e irrepetible:
Dios se hizo hombre una sola vez y para siempre
en tus entrañas de una Virgen.

Esta relación entre el poder creador de Dios
y tu disponibilidad virginal de María
que se dio en la Encarnación,
ilumina también otra realidad
que nos concierne más a nosotros.

La acción del Espíritu en tu historia
fue el inicio de Pentecostés,
cuando el Espíritu irrumpiría sobre todos los creyentes.
Por eso como Iglesia relacionamos tu seno virginal
con su propio seno, la fuente bautismal,
de la que salimos los regenerados por el agua y el Espíritu.

Y tu maternidad universal no se va a quedar en el Calvario,
sino que va a intervenir de manera discreta y silenciosa
en el momento de la manifestación de la Iglesia.

Ahora que gozas de la plenitud de la Trinidad
Y has sido elevada a Reina por ser antes esclava
acoge, con tu nueva maternidad en el Espíritu,
a todos y a cada uno de nosotros en la Iglesia,
acoge también a todos y a cada uno
por medio de la Iglesia. Amén

Salir de la versión móvil