Guión Domingo XVIII del Tiempo ordinario

Guión Domingo XVIII del Tiempo ordinario – Ciclo A

FESTIVIDAD DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

ESCUELA DE JESÚS 

La situación que se vive hoy en nuestras comunidades cristianas no es nada fácil. Los seguidores de Jesús tenemos que tener claro dónde debemos reafirmar nuestra fe en estos tiempos de crisis religiosa, qué es lo más importante en estos momentos, qué hemos de hacer en las comunidades de Jesús y hacia dónde hemos de orientar nuestros esfuerzos.

Jesús, antes de ascender al cielo convocó por última vez a sus discípulos para confiarles su misión, la misión de «hacer discípulos» suyos en todos los pueblos. No les manda propiamente a exponer doctrina, sino a trabajar para que el mundo haya hombres y mujeres que vivan como discípulos y discípulas de Jesús. Seguidores que aprendan a vivir como él.

Que lo acojan como Maestro y no dejen nunca de aprender a ser libres, justos, solidarios, constructores de un mundo más humano. Seremos muchos o pocos. Entre nosotros habrá creyentes convencidos y creyentes vacilantes. Cada vez será más difícil atender a todo como quisiéramos. Lo importante será que entre nosotros se pueda aprender a vivir con el estilo de Jesús.

Él es nuestro único Maestro. Los demás somos todos hermanos que nos ayudamos y animamos mutuamente a ser sus discípulos. 

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel 7, 9-10. 13-14 

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él.

Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.

Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios.


COMENTARIO A LA 1ª LECTURA  
La visión que nos cuenta Daniel en esta lectura es una profecía misteriosa. En ella podemos prefigurar un anuncio de la presencia gloriosa de Dios en el mundo por medio de Jesús, el Hijo del hombre.    

Salmo Responsorial Sal 96, 1-2. 5-6.9

R,- El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.

El Señor reina, la tierra goza,                                                                    se alegran las islas innumerables.                                                             Tiniebla y nube lo rodean,                                                                         justicia y derecho sostienen su trono. R. 

Los montes se derriten como cera                                                                ante el dueño de toda la tierra;                                                                      los cielos pregonan su justicia,                                                                           y todos los pueblos contemplan su gloria. R. 

Porque tú eres, Señor,                                                                                     altísimo sobre toda la tierra,                                                                      encumbrado sobre todos los dioses. R.

2ª LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro. 1, 16-19

Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza.

Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.»

Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones. Palabra de Dios  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

    Los apóstoles que estuvieron con Jesús y lo acompañaron en su camino por tierras de Palestina nos han transmitido lo que Jesús hizo y vivió. Según el testimonio de Pedro este anuncio no lo hicieron fundados en fábulas hechas con astucia, sino por haberlo visto con sus propios ojos en toda su grandeza.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10 

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguro delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús, Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:                                                                                   -«Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. »   

                                                                Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:                                                                                     -«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»                                                                De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:                                                  -«No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»                                                                                             Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos». Palabra de Dios  

REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO

    En el texto del Evangelio que nos narra la Transfiguración del Señor, se nos descubre la clave de la fe. La voz del Padre nos invita a escuchar a Jesús, su Hijo amado, porque es la verdad, el camino y la vida, porque Él es la palabra definitiva del Padre, anunciada por la ley y los profetas; porque sólo Él tiene palabras de vida eterna.               

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

LA GRATUIDAD Y EL DESCANSO

    Todos los días tenemos al alcance de la mano un gran número de experiencias estupendas que no nos han costado ningún esfuerzo: una puesta de sol, gozar de las personas que nos quieren por lo que somos y no por lo que tenemos… Hemos perdido la capacidad de admirarnos con las maravillas cotidianas y de valorar en su justa medida a las buenas personas que jalonan nuestra vida.  

    Ansiamos muchas cosas pero, curiosamente, las esenciales no se logran con dinero. Con dinero no se puede comprar el tiempo, ni la salud, ni la paz, ni la alegría ni el amor. 

      En pleno verano ya, deberíamos ser capaces de cumplir los buenos propósitos de cargar las pilas que nos humanizan.  

    Dios es el primero que nos desea unas felices vacaciones, porque necesitamos el descanso tanto el físico como el anímico. Hay personas que no aprenden a desconectar engullidos por el trabajo muy mal entendido, otros lo fían todo al consumismo, como si gastar más dinero en vacaciones garantizase el descanso que tanto necesitamos.  

     Como buen maestro, Jesús nos muestra que descansar es un derecho y un deber. Él mismo, cansado del camino, se sentó junto a un pozo. En otro momento les dijo a sus discípulos: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco.                                   


Guión Domingo XVIII del Tiempo ordinario – Ciclo C

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro del Eclesiastés 1,2; 2,21-23

Vaciedad sin sentido, dice el Predicador, vaciedad sin sentido; todo es vaciedad.

Hay quien trabaja con destreza, con habilidad y acierto, y tiene que legarle su porción al que no la ha trabajado. También esto es vaciedad y gran desgracia. ¿Qué saca el hombre de todo su trabajo y de los afanes con que trabaja bajo el sol?

De día dolores, penas y fatigas; de noche no descansa el corazón. También esto es vaciedad.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA  

El pasaje del Libro del Eclesiastés pertenece a la llamada literatura sapiencial del Antiguo Testamento. Nos propone una reflexión sobre la existencia, recordándonos el valor imperecedero de la vida cuando está guiada por los valores que conlleva una fe en Dios adulta y consciente.

R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

que florece y se renueva por la mañana,                                                             y por la tarde la siegan y se seca. R.

2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,1-5. 9-11

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios.

Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia, y la avaricia, que es una idolatría.

No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de la nueva condición, que se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo.

En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres; porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios.  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

      El apóstol Pablo nos exhorta a vivir teniendo como punto de referencia las enseñanzas de Cristo, desterrando de nuestra vida el mal. La fe en Jesús nos ayuda a valorar adecuadamente los bienes materiales, sin perder de vista los bienes eternos.  

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,13-21  

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:                                                     – Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.                              Él le contestó:                                                                                                    – Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?                         Y dijo a la gente:                                                                                               – Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.                                                                                  Y les propuso una parábola:                                                                                – Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿qué haré?

No tengo dónde almacenar la cosecha. Y se dijo: haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha.

Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida».

Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?». Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.

Palabra del Señor.  

COMENTARIO AL EVANGELIO

       Para Jesús el dinero y las posesiones no son la verdadera vida del hombre. Para Jesús la vida de la persona no depende de los bienes que tenga. Debemos acumular la riqueza de los valores evangélicos.   

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

ACTITUD ANTE LOS BIENES DE LA TIERRA

      La codicia tiene como única preocupación acumular bienes materiales, dinero, a cualquier precio utilizando la estafa, el fraude, la trampa, pagando salarios injustos, defraudando. Con la codicia se crean situaciones de injusticia y desigualdad, se provocan rencores, envidias, discusiones entre personas.

El codicioso se convierte en un esclavo del dinero, se olvida de lo único importante: que Dios es el dueño de la vida y nos pedirá cuentas cuando quiera.

Un día nos llamará a su presencia y nos preguntará para qué nos han servido nuestros graneros llenos si están nuestras manos vacías. El codicioso es rico en bienes materiales pero es pobre ante Dios, porque se presenta ante Él con las manos vacías.

        Para Jesús los bienes materiales no son fines en sí mismos sino medios para nuestro desarrollo como personas, para tener una vida más humana y más digna.

Los bienes hay que adquirirlos con medios honestos, ponerlos al servicio de los demás creando riqueza, puestos de trabajo, medios de cultura y formación y compartirlos con quien no tiene. Agradecerlos como don de Dios.

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Guión Domingo XVIII del Tiempo ordinario – Ciclo B

LA EUCARISTÍA SIGNO DE COMUNIÓN FRATERNA

      Durante muchos años, hemos insistido tanto en la dimensión sacrificial de la Eucaristía que «el santo sacrificio de la misa» nos puede hacer olvidar otros aspectos no menos importantes de la cena del Señor.

La Eucaristía tendría que ser para los creyentes una invitación constante a crear fraternidad y a vivir compartiendo lo nuestro, aunque sea poco, aunque no sea más que los «cinco panes y los dos peces» que poseamos.      

La Eucaristía, como «signo de comunión fraterna», se convierte en burla cuando en ella participamos los creadores de injusticias y las víctimas de los abusos, los que se aprovechan de los demás y los marginados, sin que la celebración parezca cuestionar seriamente a nadie.

Es posible que nos preocupemos del ritual de la Eucaristía y no nos planteamos si para nosotros es signo de verdadera fraternidad, porque si no es así la celebración eucarística queda vacía de sentido.

Con esto no se quiere decir que sólo cuando se viva entre nosotros una fraternidad verdadera podremos celebrar la Eucaristía. La cena del Señor es sacramento del Reino, no es todavía el Reino mismo.

El pan de la Eucaristía nos alimenta para el amor y no para el egoísmo, nos impulsa a ir creando una mayor comunicación y solidaridad, y no un mundo en el que nos desentendamos unos de otros. 

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 16, 2-4. 12-15

En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:                                                                                            

—« ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad».                            

El Señor dijo a Moisés:                                                                                              

—«Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: «Hacía el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios»».                                                

Por la tarde, una banda de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor de campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas dijeron:                                                                  

—«¿Qué es esto?».                                                                                                          

Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:                                                                      

—«Es el pan que el Señor os da de comer».

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

El texto del libro del Éxodo nos habla del hambre del pueblo de Israel en el desierto y la intervención de Dios en momentos de dificultades recibiendo el maná. El mensaje de este texto es que en momentos de dificultades sólo debemos poner nuestra total confianza en Dios.

SALMO

Salmo 77, 3 y 4bc. 23-24. 25 y 54 (R.: 24b)
R. El Señor les dio un trigo celeste.

– Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder. R.

Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste. R.

– Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. R.

2ª LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 17. 20-24

Hermanos:                                                                                                                  

Esto es lo que os digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios.

Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es Él a quien habéis oído y en Él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús; es decir, a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

   Para el apóstol Pablo nuestra condición de bautizados e hijos de Dios nos incita a manifestar las consecuencias de nuestra fe en Cristo en nuestra vida cotidiana.

La actitud fundamental del que cree en Cristo es la de dejarse renovar por el Espíritu Santo, pasando de un modo de obrar humano a otro completamente nuevo, el que nos enseñó Jesús.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 24-35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:                                                                                      

—«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».                                                                            

Jesús contesto:                                                                                                      

—«Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».                                                                                                                      

Ellos le preguntaron:                                                                                                        

—«Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Respondió Jesús:                                                                                                        

—«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado».                                       Le replicaron:                                                                                                                

—« ¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo».                                                                                                            

Jesús les replicó:                                                                                                          

—«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».                                                                                                  

Entonces le dijeron:                                                                                                        

—«Señor, danos siempre de este pan».                                                                                  

Jesús les contestó:                                                                                                    

—«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed».

Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO  

Jesús pide a los que le sigan que trabajen y se esfuercen para conseguir lo que Dios quiere para el mundo. También nos pide que creamos en Él, como enviado de Dios, que es el verdadero y único alimento para nuestra vida.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

EL CORAZÓN DEL CRISTIANISMO

Para Jesús el pan material es muy importante. Él mismo les ha enseñado a pedir a Dios “el pan de cada día” para todos. Pero el ser humano necesita algo más. Jesús quiere ofrecerles un alimento que puede saciar para siempre su hambre de vida.

La gente que sigue a Jesús no sabe qué hacer ni por dónde empezar y le hace preguntas: ¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”. Desean trabajar en lo que Dios quiere y por eso quieren saber de Jesús qué obras, prácticas y observancias nuevas tienen que tener en cuenta.

La respuesta de Jesús es muy clara: Dios sólo quiere que crean en Él como su enviado, pues es el gran regalo que nos ha enviado al mundo. Esta es la nueva exigencia. En esto han de trabajar. Lo demás es secundario.

Después de veinte siglos de cristianismo, ¿no necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y originalidad de la Iglesia están en creer en Jesucristo y seguirlo?

La fe cristiana y la identidad del cristiano no consiste primordialmente en ir cumpliendo correctamente un código de prácticas y observancias nuevas, sino además aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús, el Enviado del Padre.

Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús. Para subsistir en medio de una sociedad laica, las comunidades cristianas necesitan cuidar más que nunca la adhesión y el contacto vital con Jesús, el Cristo.

EL PAPA FRANCISCO NOS PIDE QUE RECEMOS POR LOS ENEMIGOS

Lo decimos cuando rezamos el Padre Nuestro, pedimos perdón como nosotros perdonamos. Para que Dios nos perdone a nosotros tenemos que perdonar a “los que nos ofenden”, a nuestros enemigos. Rezar por aquellos que quieren destruirme, los enemigos, para que Dios los bendiga: esto es realmente difícil de entender.

Es muy difícil, a veces, en las familias perdonarse: los cónyuges después de alguna discusión, Pedir perdón el hijo a su padre o el padre al hijo es difícil. No solo hay que perdonar rezando por nuestros enemigos para que Dios los custodie, sino que además tenemos que amarlos. Solo la palabra de Jesús puede explicar esto para poder entenderlo.

Nos hará bien pensar en alguna persona que nos ha hecho el mal, que nos quiere hacer el mal o busca hacer el mal. La oración mafiosa es ‘me la pagarás’” pero “la oración cristiana es ‘Señor, dale tu bendición y enséñame a amarlo’. Rezamos por él”.