Cada día resulta más fácil comunicarse
con los hombres; pero, ¿y con Dios?
Aquí tienes algunas reglas para llamarle
y contar con Él, cuando desees:
1.- Una conversación telefónica con Dios no es un monólogo.
No hables sin parar, escucha al que habla al otro lado.
2.- Si la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.
3.- No adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia.
Eso no es trato de amigos.
4.- No seas tacaño. No llames sólo a las horas de “tarifa reducida”, es decir,
cuando toca o en fines de semana.
Una llamada breve en cualquier momento del día sería realmente ideal.
5.- Las llamadas son gratuitas y no pagan impuestos.
6.- No olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que quiera y cuando quiera.
7.- Toma detallada nota de las indicaciones que Él te diga, para que no las eches en olvido.
8.- Si a pesar del cumplimiento de estas reglas, la comunicación se torna difícil,
dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo.
Él restablecerá la comunicación.
9.- Si tu teléfono no funciona, llévalo al taller de reparación que lleva por nombre “Confesión & Perdón”.
Allí todas las reparaciones son gratuitas y tienen una garantía de por vida.