“Las revoluciones siempre son mentiras. Siempre el revolucionario engaña, ni ofrece más ni mejora nada. Y la violencia es la peor mentira que puede haber. Por eso que cada uno donde está procure poner ese extra por amor a los demás”, expresó el Cardenal Juan Luis Cipriani en la Misa que presidió en la Catedral de Lima, el domingo 29 de abril.
El Arzobispo de Lima reflexionó sobre la importancia de servir a los demás y de trabajar por mejorar la sociedad buscando la trascendencia, más allá de solo recibir un salario.
“No hay suelo que pague el amor de un padre a sus hijos, o de los hijos a los padres. No hay sueldo que justifique el sacrifico de una madre por sus hijos o por sus nietos. No nos dejemos engañar, la vida no es un problema de negociación de salarios, hay que poner en práctica una motivación. Debemos vivir para amar, para servir y para guiar, ahí está la gran revolución que predica la Iglesia del amor y la justicia”, comentó.
“Todos tenemos que ser responsables de conducir y ayudar a la gente que está a nuestro alrededor: el obispo o el párroco a toda la feligresía; el padre de familia a sus hijos y nietos; el esposo a la esposa; los maestros a los alumnos; los gobernantes a los ciudadanos. Jesús propone una actitud de servicio”, prosiguió.
También animó a todos los deportistas a buscar el sentido de trascendencia en su vocación. Como se recuerda el Cardenal Cipriani integró la selección peruana de baloncesto.
“En el deporte si todo es por el dinero que pagan, se viene abajo el deporte. Habrá un espectáculo, pero la ilusión, el amor a la camiseta desaparece. Habrá el “cuánto me pagan”, que es lo que ocurre en el deporte. Y si no me pagan no juego”, señaló.
“Hermanos hay muchas actividades que van más allá de un sueldo: el policía que custodia las calles; el alcalde, que dirige la ciudad; el empleado, que está en una oficina no va a responder solamente como un asalariado. Hermanos esto está entrando (el responder solo al salario) en el mundo de hoy, generando una enorme crisis: no hay valores, no hay motivos para dar más, es simplemente qué saco, cuánto me pagan. Y según cuánto me pagan yo veré como respondo”, lamentó.
Finalmente animó a los fieles a responder en sus actividades en función de las enseñanzas de Cristo.
“No debemos perdernos en ese activismo puro, debemos dejarnos penetrar en todo lo que hacemos por la luz de la amistad de Dios, por el verdadero deseo de servir a los demás. La gente no pide tantas cosas, tiene necesidad de afecto y cariño de la luz de Dios”, culminó.
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