“El dinero y las armas imponen su proyecto a los demás. Por eso, le decimos al Señor que ilumine a esos hombres y mujeres para que encuentren una solución. La Iglesia no tiene otra arma más que la oración”, exhortó el Cardenal Juan Luis Cipriani en la Santa Misa que presidió en el Santuario de las Nazarenas por la paz en Siria y del mundo entero, el sábado 7 de setiembre.
“Nos unimos a las peticiones que en todos los rincones de la Iglesia y el mundo celebran con Dios padre para que sepamos respetar y promover la paz”, expresó.
“Juan Pablo II decía que es muy necesario revisar esos instrumentos como las Naciones Unidas para buscar soluciones pacíficas y superar lo que ocurre actualmente. Esa situación responde a la segunda guerra mundial y por lo tanto responde a una visión política en la que hay ideologías que ya no están vigentes”, indicó.
De esa manera, el Arzobispo de Lima señaló que no se puede llegar a un acuerdo cuando el país más poderoso impone en su sociedad el aborto.
“El niño concebido en el vientre no tiene valor para ellos. El muerto por armas químicas no tiene valor. Qué cinismo e hipocresía. Con que autoridad moral van a decir que tienen que intermediar para impedir las armas cuando la criatura más inocente es asesinada y no pasa nada. Cómo va encontrar el mundo paz si le hacen la guerra al no nacido”, aseveró.
“Mientras el mundo no quiera reconocer el valor de la vida como le pedimos que defienda los derechos humanos si el primer derecho es atropellado de manera traidora. Nunca se levanta una voz de protesta fuerte. Son momentos difíciles para la humanidad”, exhortó.
En otro momento, el Pastor de Lima reiteró que un país no puede convencer al mundo de querer “aplastar a otra nación por su cuenta” y pido a los fieles rezar para que esa violencia, egoísmo e injusticia desaparezca de nuestros corazones.
“Pensemos en el corazón de esa gente que tiene que decidir grandes cosas como hoy. La guerra solo destruye. La violencia nunca es solución para nada. Hermanos contemplaremos con fe y esperanza que se encontrara una solución a esta difícil guerra de incalculable consecuencias”, reflexionó.
Finalmente pidió unirnos junto con el Señor de los Milagros y la Virgen para que el “Señor vea a su familia y si es necesario que nos castigue y nos corrija pero que la destrucción no impere en el mundo de hoy”.
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