Dos EXPERIENCIAS CLAVE con el RESUCITADO

Dos EXPERIENCIAS CLAVE con el RESUCITADO

Al pasar los años, en las comunidades cristianas se fue planteando espontáneamente un problema muy real. Pedro, María Magdalena y los demás discípulos habían vivido unas experiencias muy «especiales» de encuentro con Jesús vivo después de su muerte que a ellos les llevó a «creer» en Jesús resucitado.

Pero los que se acercaron más tarde al grupo de seguidores, ¿cómo podían despertar y alimentar esa misma fe? Éste es también hoy nuestro problema.

Nosotros no hemos vivido el encuentro con el resucitado que vivieron los primeros discípulos. ¿Con qué experiencias podemos contar nosotros? Esto es lo que plantea el relato de los discípulos de Emaús. Los dos caminan hacia sus casas, tristes y desolados. Su fe en Jesús se ha apagado. Ya no esperan nada de Él. Todo ha sido una ilusión.

Jesús que los sigue sin hacerse notar, los alcanza y camina con ellos. Es posible que a veces sintamos que se nos apaga la fe, que perdemos la ilusión en Jesús resucitado. ¿Qué podemos hacer para reconocer su presencia viva en nosotros?

Necesitamos que en nuestras comunidades cristianas se recuerde a Jesús para que sus palabras nos lleguen muy dentro, sintiendo que nuestro corazón arde al actualizar su mensaje y su manera de actuar, y necesitamos sentir que, al celebrar la Eucaristía, su persona nos alimenta, nos fortalece y nos consuela. Así crece en la Iglesia la fe en el Resucitado.