LA GRIPE A

Llega la gripe A. Nos lo han dicho todos los medios de comunicación a lo largo del verano. Llega una gripe que se ha llevado por delante la vida de unas decenas de personas en nuestro país y ha disparado las alertas de muchos profesionales de la salud en el primer mundo.
Desde los Gobiernos se tranquiliza al personal y se anuncia que ya se está haciendo acopio de vacunas para la administración masiva de las mismas. Se insiste en prevenir, en usar pañuelos de papel y en lavarse las manos una y otra vez, sobre todo si se ha estornudado antes.

Desde algunos medios se está hablando de que muchas costumbres religiosas van a vivir cambios significativos; y así se habla de que van a prohibir besar al Niño Jesús en Navidad o la Cruz en Semana Santa, abrazar al apóstol Santiago, besar la columna de la Virgen del Pilar y más cosas parecidas. Los más atrevidos llegan a decir que la comunión habrá que repartirla con guantes desinfectados, que se retirará el agua bendita y que la paz habrá que dársela con una inclinación de cabeza sin rozar al vecino. No falta quien dice que peligran también algunas procesiones y que si la cosa sigue así hasta Semana Santa, los costaleros tendrán que llevar unos trajes especiales que imposibiliten compartir el aire viciado que hay bajo los pasos entre olor a devoción, a cera y a sudor.
Se ha hablado de retrasar el comienzo del curso escolar y vacunar a todos los docentes. Dicen que en los Hospitales las medidas de seguridad van a ser extraordinarias y en los mercados los dependientes llevarán mascarillas.
El tema ha estado presente en todos los medios que, una y otra vez, han querido tranquilizar al personal diciendo que el Gobierno ya estaba manos a la obra.
No creo que sea un tema para tomárselo a broma; por otra parte, el esfuerzo por la salud de la población me parece más que meritorio, pero me van a permitir que les explique que he tenido este verano una doble decepción al hacerme unas ilusiones con este tema que, para mi frustración, no se han cumplido.
Por una parte, he deseado que se tomaran unas medidas de seguridad extraordinarias (con la gripe y con otros temas) en macroconciertos monegrinos, macrodiscotecas, macrococentraciones de jóvenes y otros espacios macros donde el tráfico de drogas está absolutamente bendecido produciendo muchas más muertes que la gripe A. He deseado también oír alguna noticia de cómo iban a regular el rodaje de las series juveniles en donde los rollos sentimentales de unos y otros son el gran tema de los ingeniosos guionistas y donde en la cama y en los váteres hay gran actividad argumental (me imagino a los protagonizas enfundados en trajes de astronauta). He deseado incluso que a la primera liga del mundo, o sea a la nuestra, se le hicieran también tomar toda serie de precauciones para que en las gradas, en los vestuarios y en el terreno de juego no se pudiera compartir ningún microbio mezclado con los lances del juego y las aglomeraciones. Para mi frustración, sólo se ha hablado de Iglesias, Escuelas, Hospitales y lugares de la vida cotidiana.
Por otra parte, he deseado que nuestras Administraciones del primer mundo vendieran medicinas y vacunas a los países pobres asolados por enfermedades que ya se curan y que, sin embargo, en esos países se han convertido en pandemias que matan anualmente a millones de personas por no disponer de vacunas ya que las compañías farmacéuticas internacionales no hacen negocio por esos pagos y, por tanto, no las suministran. Al parecer es más exitoso vender armamento sofisticado que desangra a esos pueblos y les condena a la miseria. Nuestras administraciones bien lo saben y son cómplices de esas tragedias mientras empresas como la Farmacéutica Roche han visto multiplicar sus acciones en estos tiempos de crisis.
Es cierto, hay que tomar precauciones para no contagiarse de la gripe…pero también habrá que tomarlas para no contagiarnos de otros virus que andan por ahí y pueden nublarnos la vista.

JOSAN MONTULL