La parroquia Nuestra Señora del Rosario honró la memoria del artista del Cañamelar Bernardo Ferrándiz

Como ya se hiciera en Santa María del Mar, la parroquia Nuestra Señora
del Rosario honró la memoria del artista del Cañamelar Bernardo
Ferrándiz en los ya tradicionales ‘Segundos Lunes de Los Afligidos’.

(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor).- Como ya se
hiciera en santa María del mar el pasado 3 de mayo fecha en que se
conmemoraba el 125 aniversario del fallecimiento del laureado artista
del Cañamelar Bernardo Ferrándiz, El Rosario no ha querido ser menos y
aprovechando la misa de los Segundos Lunes de los Afligidos, la
Hermandad, que custodia a quien es considerado desde este año como
Señor, Patrono y Protector del Cañamelar, quiso que Bernardo tuviese
una Eucaristía en ‘su casa’ y lo más importante perpetuar su vida cada
año, cuando llegue el 3 de mayo en Santa María del Mar y el segundo
lunes más próximo en El Rosario porque el colectivo que preside
Joaquín Reig es de los que tienen claro que «de bien nacidos es ser
agradecidos» y la Hermandad del Patrono muestra así su gratitud por un
artista, un pintor, un profesional que encumbró, gracias a su ‘magia’
con los piinceles, el buen nombre que siempre ha tenido este barrio
que, sin apartarnos de la pintura, vio nacer también a otros genios
como fueron, cada uno en su época, Ernesto Furió o José Benlliure Gil.

Con ello la Hermandad, que también conmemora el 125 aniversario de la
primera salida de su Titular, el Cristo de los Afligidos, desea
perpetuar a quien tiene el honor de ser uno de los que han originado,
a trabvés de su magisterio artístico, que el milenario Tribunal de las
Aguas sea conocido prácticamente en todo el mundo. Y todo, gracias a
uno de sus mejores y más laureados lienzos donde supo captar
perfectamente todo lo que encierra este ‘particular tribunal
valenciano’

BIOGRAFIA DE BERNARDO FERRÁNDIZ
Nacido el 21 de julio de 1835 en Cañamelar, uno de los Pueblos Nuevos
del Mar, en el Grao, al norte del puerto de Valencia.
Ferrándiz inicia su formación pictorica en la Real Academia de Bellas
Artes de San Carlos, como discípulo de Francisco Martínez. Sus
creaciones evidencian su inclinación por los asuntos de género,
cotidianos. En este sentido uno de sus cuadros más impactantes es El
Viático dado a un mendigo moribundo, gracias al cual es premiado por
la Diputación de Valencia con un pensionado para continuar su
formación fuera de España. Viajó por África e Italia, más
concretamente en Roma, y participó en varias exposiciones, obteniendo
mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860,
recibió la segunda medalla de la Exposición de 1864 por su obra Un
alcalde de monterilla y fue medalla de plata en la de Madrid, de 1866.
Se incorporo a la Academia de San Fernando en Madrid, 1876, donde
asistió al taller de Madrazo. Había llegado a Málaga en 1868 tomando
posesión de la cátedra de Colorido y Composición de la Escuela de
Bellas Artes de San Telmo, tras unas duras oposiciones desarrolladas
en Madrid, y permaneció formando parte de esta escuela malagueña hasta
que en 1878 fue nombrado su Director. Fue amigo inseparable de Muñoz
Degrain, al que atrajo a Málaga. Entre sus muchos discípulos
destacaron Moreno Carbonero, José Nogales, Blanco Coris, Enrique
Simonet, José Denis Belgrano o Pedro Sáenz Sáenz, entre otros.
Estudió pintura también en París donde su educación artística
culminaría bajo los consejos de Duret.
Sus retratos de Ciscar y Joan de Joanes se puede ver en el Palau de la
Generalitat de Valencia. Los cuadros de Ferrándiz están ampliamente
repartidos por España, Francia, Italia y coleccionistas particulares
de otras naciones. Aunque la mayor parte de su producción se encuentra
en el extranjero (Colección Goupil), hay trece obras suyas en el Museo
de Málaga. Destacándose entre su producción obras como El charlatán
político, y Salida de los picadores de la posada, entre otras. Su más
conocida pintura es «El Tribunal de les Aigües» (El Tribunal de las
Aguas, de 1865), del que hay dos versiones, la primera se encuentra en
el Museo de Bordeos y fue adquirida por Napoleón III, y el segundo se
encuentra en Valencia.
Ferrándiz vivió 17 años en Málaga, hasta su muerte el 3 de mayo de
1885, donde había pintado el techo del Teatro Cervantes y donde existe
un monumento en su honor en el Parque de Málaga. Está considerado como
uno de los integrantes e impulsores de la escuela malagueña de
pintura.