Lecturas diarias: 3 de Julio – Un corazón libre

Lecturas diarias: 3 de Julio – Un corazón libre

Un corazón libre es la mejor compañía
para un alma en paz.

Un corazón libre es aquel que no se aferra
a su propio modo de hacer las cosas,
que no se impacienta cuando las cosas
no suceden como quiere.

Un corazón libre sabrá seguramente
gozar de los consuelos espirituales
pero no depende de ellos;
y aceptará, al máximo de su capacidad,
los problemas que se le presenten
en lugar de los consuelos.

Un corazón libre no se ata tanto a planes
y modos de orar, como para que cualquier
cambio lo turbe y le cause ansiedad.

Un corazón libre no se apega
a lo que él puede controlar.

Un corazón libre ruega a Dios
que su nombre sea santificado,
que venga su reino, que se haga
su voluntad así en la tierra como en el cielo.

Porque si el nombre de Dios es santificado,
si viene a nosotros su reino,
si se hace su voluntad,
un espíritu libre no necesita
interesarse por ninguna otra cosa.

San Francisco de Sales

Evangelio del día 3 de julio – Ciclo B con el Padre Guillermo Serra

Festividad de Santo Tomás , Jesús nos dice: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».

Disfruta cada día de la Palabra de Dios y compártela para que llegue a los corazones de tantos cristianos que necesitan este alimento diario.

Evangelio según San Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.

Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré».

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás.

Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!».

Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe».

Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».


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ORACIÓN A LA VIRGEN del CARMEN

ÁNGELUS con el Papa Francisco