Libro: ¿Quién eres? de Dr. Enrique Rojas

Es el titulo de uno de los últimos libros del Dr. Enrique Rojas, psiquiatra y escritor español, en el cual nos habla de la personalidad.

La personalidad es la residencia de cada uno de nosotros –nos dice– y por otra parte la personalidad se mueve entre lo heredado y el ambiente en que se vive.

Es decir el equipaje genético y el entorno.

Lo uno está en nosotros y lo otro está a nuestro alrededor.

Hay tres variantes que hacen a la personalidad: la herencia, el ambiente donde uno se mueve y la propia experiencia de vida que uno va adquiriendo a través de la vida.

Vivimos en una sociedad apasionante, interesantísima, llena de cosas buenas, pero es una sociedad muy competitiva, llena de actitudes duras donde la agresividad impera.

Eso hace que haya personas que pierdan el control de los impulsos y a muchos los lleva a actos que parecen anormales.

Se dejan arrastrar por el impulso violento que hay en el fondo animal de cada hombre.

Hay personas que frente a una desgracia caen en depresión con facilidad.

Quizás, y sin el quizás, frente a la muerte de un hijo una de las mayores desgracias que un padre pueda vivir, la vida es una negrura inmensa.

Una madre se pasó un año llorando por la muerte de un pequeño hijo que se ahogó en la pileta de la quinta donde estaban pasando unos días.

Algunos se la agarran con Dios. Muchos son los que creen que Dios manda estas cosas. No es así.

Dios no manda estas cosas. Dios si, permite que las cosas pasen.

Para asumir el dolor que te toca vivir, ayuda mucho ser creyente. El no creyente entra fácilmente en la depresión.

La vida siempre sigue para adelante y si bien Dios permite que las cosas pasen, para los que creemos en Él, sabemos que nunca dejará de darte la fuerza para enfrentar el dolor. Nunca deja de darte otras cosas que ayudan a seguir viviendo.

Ser creyente, ser religioso ayuda a vivir. La espiritualidad es uno de los grandes temas de la vida, quizás un poco olvidada.

La ilusión lleva a la felicidad.

Tener metas, planes, cosas por delante para hacer es donde está la clave de la vida.

Ahí está la clave para superar penurias y desgracias.

El presente siempre tiene que estar empapado de futuro; es cuando verdaderamente uno saborea la vida.

La felicidad consiste en tener ilusiones.

Es el trampolín que nos hace saltar las dificultades.

Y la espiritualidad es la trascendencia, es decir atravesar su bien.

Hay un terreno fronterizo entre lo que es la depresión como enfermedad médica y los trastornos de la personalidad.

Es decir que son formas de ser enfermizas.

Hay tres o cuatro rasgos muy frecuentes: inseguridad, complejo de inferioridad, no haber superado el pasado y tener un bajo nivel de auto-estima.

Es decir son trastornos que se dan en la personalidad y que llevan a formas depresivas.

Es más bien un desajuste de la personalidad.

En la vida de hoy se hace difícil tirar para adelante. Quién lo duda.

Una cosa muy importante es capacidad para superar las dificultades, es decir saltar por encima de ellas.

El hombre sólido, la persona bien conjugada, el hombre fuerte, es capaz de hacerlo.

Hay que mirar siempre para adelante a pesar de las dificultades.

La vida enseña mucho más que muchos libros.

La vida es la gran maestra y en ese sentido es fundamental conseguir esa capacidad para superar, para pasar por encima de tantas cosas que suceden en la vida: las enfermedades, las dificultades económicas, y todas las otras, que forman el conjunto del diario vivir.

Los seres humanos somos como un espejo.

Si recibimos amor, damos amor: si recibimos cariño, damos comprensión: si recibimos una agresividad, responderemos así.

Las cosas quedan como grabadas en nuestra mente, en nuestro ser y un día florecen.

Casi todo nace en la infancia aún que no nos acordemos. Por eso es tan importante lo que pasa en nuestros primeros años de vida.

La infancia debería ser para todo chico la época dorada de la vida pues es en ese periodo donde la personalidad futura queda grabada, queda impregnada, de todo lo que le sucede alrededor suyo. Es en ese periodo donde la relación madre e hijo es tan esencial.

Pensemos que las dos grandes aventuras de la infancia son el hablar y el caminar.

El niño empieza hablar sin conocer la gramática. El lenguaje es anterior a la gramática.

Cuando un chico se pone de pie por primera vez y se desplaza como puede y empiezan los coscorrones, es una gran aventura.

Allí es la madre la que marca con su cariño todo lo que pasa.

La felicidad consiste en estar contento con uno mismo, llevarse bien con uno mismo.

También por supuesto, la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. Tener capacidad para olvidar las páginas negativas de lo pasado ayuda a ser feliz.

La felicidad consiste fundamentalmente en dos cosas: encontrarse a sí mismo, estar bien con uno mismo a solas o en compañía y tener un proyecto de vida con tres grandes ingredientes: amor, trabajo y cultura.

Cuatro cosas hacen feliz: Mi forma de ser:

El amor que es el argumento clave, es decir el afecto:

El trabajo; trabajar con amor y el amor es trabajo y

La cultura: la cultura es aquello que nos hace libres, es decir convertir cualquier cosa que uno hace en un hacer inteligente.

Saber que uno sabe , es la culminación de sentirse feliz.

El auto-estima es el análisis de lo que uno hace de sí mismo, en el cual es capaz de sacar una conclusión positiva de los grandes argumentos de la vida.

El auto-estima es saber perdonarse los errores que uno tiene, los fallos, las limitaciones, intentar corregir lo corregible, mejorar el contacto con los demás.

Todo eso es una tarea gradual y progresiva.

El auto-estima consiste fundamentalmente en dos cosas: confianza en sí mismo y seguridad, sentirse seguro.

La confianza no tiene que ser nada extraordinaria.

Si no que uno sepa a donde va, que quiere, que quiere ser.

El que no sabe lo que quiere, no puede ser feliz.

Por otra parte encontrarse así mismo es el camino, la ruta que se inicia hacía el auto-estima.

La paz es la puerta de entrada a la felicidad.

Pero la paz es consecuencia de la guerra que hemos ganado contra nosotros mismos en primer lugar, lo que se conoce como paz interior y luego la otra paz que es consecuencia del enfrentamiento diario de las cosas diarias.

“La felicidad –decía Don Quijote– no sé da en la posada, sino en medio del camino”.

La felicidad es el arte de vivir, el arte de sacarle a la vida todo el jugo posible, superando dificultades.

Hay que tener metas para llegar a ser feliz.

La voluntad es una pieza clave en la construcción de la personalidad y de todo proyecto de vida.

La voluntad significa crecerse uno ante las dificultades y los problemas.

Una persona con voluntad llega en la vida más lejos que una persona inteligente.

La voluntad es el arte de vencerse, es decir la capacidad para superar tantas cosas negativas que nos pasan a todos y al mismo tiempo saborearlas, es decir alargarlas en el tiempo. El sabor de superarlas.

Saber vivirlas porque irremediablemente las tengo que vivir. Y el cómo las viva, el cómo las enfrente, así será mi vida, así será mi personalidad, así será mi futuro.

Salvador Casadevall

salvadorcasadevall@yahoo.com.ar

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