Mensaje de Mons. Oscar Sarlinga para Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales

Monseñor Oscar SarlingaDioc.Zárate-Campana

Ascensión del Señor y Jornada de las Comunicaciones Sociales
Como una de las acciones destacadas para celebrar la Jornada de las Comunicaciones Sociales en la diócesis, el Obispo de Zárate-Campana, Mons. Oscar D. Sarlinga, ha invitado a la feligresía en la diócesis. y en especial a los jóvenes, a reflexionar durante este fin de semana (19 y 20 de mayo) en los ámbitos de la pastoral juvenil, en la catequesis de iniciación sobre el tema central del mensaje del Santo Padre “Silencio y palabra: camino a la evangelización”. El Obispo pidió a la oficina de informática que se propusiera a los jóvenes que envíen un pensamiento acerca del mensaje del Papa y su lema, así como del mensaje del Obispo, a través de las redes sociales. Ya en la madrugada del día sábado 19 emergieron cientos de tweets y a las 12 del mediodía del sábado sobrepasaban los 1.500, habiendo debido esperar hasta el fin del domingo para mirarlos con atención, y poder publicarlos la semana entrante, dado que muchos pensamientos y expresiones de los jóvenes tienen gran valor humanístico, espiritual, misionero.
En las ideas respecto de las acciones destacadas en vías de la Jornada de las Comunicaciones, había expresado Mons. Oscar Sarlinga que “(…)enseñarles a los niños y jóvenes de catequesis que la cercanía con Jesús nuestro Señor requiere de hacer un silencio interior para escucharlo y también hablarle, en la serena confianza en que nos escucha, porque nos ama; en ese diálogo en el Amor, dijo, se acrecienta la conciencia y la vivencia de ser hijos de Dios, la experiencia del abrazo del Padre que nos ama, en su Hijo Jesucristo, con su Espíritu Santo que nos anima y nos hace vivir como Iglesia, familia de Dios”.
En efecto, el sábado 19, luego de recibir al equipo de jóvenes del movimiento “Santa María de la Estrella” en Campana, les pidió que también ellos emitieran mensajes en red a partir del mensaje del Santo Padre, para unirse así a los grupos juveniles, de jóvenes misioneros y de asociaciones de fieles.
El Obispo celebró la misa el sábado a las 12 en la iglesia de San José, en el predio del Movimiento de Schoenstatt, en Belén de Escobar (donde se encuentra el “Santuario”) en el décimo aniversario de la presencia de dicho movimiento en la diócesis, oportunidad ésta en la que se pidió a Mons. Oscar Sarlinga que coronara la imagen de María, Mater admirabilis, y al Niño Jesús que lleva en brazos. Se hallaba presente la Superiora regional, las responsables locales, el padre Benjamín Pereira, asesor espiritual, y concelebraron la eucaristía también los sacerdotes Daniel Bevilacqua, Agustín Arévalo y el P. Juan de Dios, dj. El Pbro. Mauricio Aracena ofició como maestro de ceremonias. Asistieron los diáconos permanentes R. Giner Santacreu (adscripto al movimiento de Schoenstatt) y Ricardo Dib.
La homilía de Mons. Oscar Sarlinga versó, en primer lugar, sobre la acción de la gracia en nuestras vidas, y en especial en las familias, en el significado de la Mater “ter admirabilis” y en el ser “irradiante” de los dones del Espíritu Santo. Mencionó después la importancia de los simbolismos, cuando adquieren un sentido espiritual, y relacionó el significado de “una corona” con la irradiación de las gracias, de las virtudes y de los dones, “a la manera como los rayos dorados o argénteos simbolizan el irradiar” dijo, luego de explicar que “rayo” viene de “radium” y de esta palabra proviene tanto “radiante” como “irradiar”. Expresó que si bien las coronas materiales no se ven ya, y además su sentido sería difícilmente comprensible, en las imágenes religiosas el pueblo cristiano capta el sentido sagrado dicho más arriba. Mencionó también el Obispo el encargo a un movimiento apostólico de “irradiar” la fe, esperanza y caridad para con los que no tienen ya razones para creer o esperar, para quienes más lo necesitan, para los alejados y aquellos que sufren, y para todos, en particular para ayudar a vivir el don de fortaleza a las familias jóvenes, a los ancianos, a los enfermos, irradiando amor.
A continuación el Obispo hizo referencia a algunos aspectos del mensaje del Papa Benedicto XVI, y acto seguido transmitió su mensaje a la diócesis sobre las comunicaciones sociales, en consonancia con dicho mensaje del Santo Padre. Exhortó Mons. Oscar Sarlinga a ver que “comunicar la verdad es un acto de amor”, que el comunicar de verdad ha de proceder de una vida de oración, para lo cual también es necesario el “silencio”, y que la finalidad evangelizadora y de la civilización del amor y de la paz, renueva en sus fuerzas al comunicar. En ese contexto pidió que todos y cada uno de los católicos (y las personas de buena voluntad, aunque no sean católicas) se hagan comunicadoras y difusoras de la próxima colecta nacional de Caritas, en favor de los hermanos y hermanas más necesitados, que tendrá lugar en junio. Pide se comunique en las parroquias, los colegios católicos, en los grupos de jóvenes, de la catequesis, en las distintas instituciones y asociaciones de fieles.
Mons. Oscar Sarlinga ha recordado que la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se celebra universalmente todos los años el domingo de la Solemnidad de la Ascensión del Señor, a partir del Decreto “Inter Mirifica” del Concilio Ecuménico Vaticano II, promulgado el 4 de diciembre de 1963 por el Santo Padre Pablo VI, el cual estableció, en el n. 18: “Para mayor fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de comunicación social, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del orbe, a juicio de los obispos, una jornada en la que se ilustre a los fieles sobre sus deberes en esta materia, se les invite a orar por esta causa y a aportar una limosna para este fin, que será empleada íntegramente para sostener y fomentar, según las necesidades del orbe católico, las instituciones e iniciativas promovidas por la Iglesia en este campo”.
En efecto, fue el Papa Pablo VI quien celebró la Primera Jornada Mundial, el domingo 7 de mayo de1967. En esa oportunidad el Papa Pablo VI señaló que: “Con esta iniciativa, propuesta por el Concilio Ecuménico Vaticano II, la Iglesia, que “se siente íntimamente solidaria con el género humano y con su historia” (Constitución Pastoral sobre La Iglesia en el Mundo contemporáneo, proemio), desea llamar la atención de sus hijos y de todos los hombres de buena voluntad sobre el vasto y complejo fenómeno de los modernos instrumentos de comunicación social, tales como la prensa, el cine, la radio y la televisión, que constituyen una de las notas más características de la civilización de hoy”.

Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales
Mensaje de Mons. Oscar Sarlinga
en la Ascensión de Jesucristo a los Cielos
Hoy día es conocida la valoración de la Iglesia por los medios sociales de comunicación; no siempre, sin embargo, los miembros de la Iglesia, como Familia de Dios, hacemos un uso profundizado, irradiante y evangelizador de aquéllos. En especial hoy día, cuando muchos contamos con diversos sitios, aplicaciones y redes sociales. El Santo Padre Benedicto XVI atrae nuestra atención en su mensaje a ver cómo éstos “(…) pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios” .
Es claro: transmisión de ideas, pensamientos, sentimientos, e imágenes generadoras de todo ello, son un modo estupendo de comunicación humana; ahora se nos llama también a profundizar más aún, a encontrar espacios de silencio como ocasión de meditar, y de compartir la Palabra del Señor a través de esos medios, para a la evangelización, y a civilizar, en sentido de la civilización del Amor. Ya se hace, sólo que se nos llama “a más”. Ayudaremos así al sentido de familia, a ser “una sola familia” (a este “valor”, ¿lo valoramos lo suficiente?) pues «Dios (…) ha querido que todos los hombres constituyan una sola familia y se traten mutuamente como hermanos. Todos, en efecto, han sido creados a imagen de Dios (…) y todos están llamados a una sola e idéntica meta que es Dios mismo» .
En tanto “Jornada Mundial”, la primera se celebró el domingo 7 de mayo de 1967, pero “el comunicar” en sentido más puro venía como ínsito en Pentecostés, para el empeño de la misión eclesial . En y por los Apóstoles, antes de ascender al Cielo dijo a los cristianos de todos los tiempos: “Ustedes serán mis testigos hasta los confines de la tierra” (Cf Hch 1,8). Pese a ser hombres «sin instrucción ni cultura» (Hch 4,13), los primeros testigos respondieron generosamente, y “comunicaron” la Buena Noticia, con Amor y en solidaridad, derribando muros de enemistad que separaban a los pueblos, y reconciliándolos con Dios (cf. Ef 2, 14), con la fuerza del Espíritu de caridad.
Y ahora les propongo una valoración de lo que podría ser “un signo” de estos tiempos. En este tiempo en que surge con mayor fuerza que nunca antes la cuestión de los medios de comunicación social, cuya importancia crece hasta el punto de estar casi “omnipresentes”, en un sentido, en la cultura moderna, podemos ver que las imágenes, palabras, sobreabundan muchas veces sin el necesario discernimiento a la luz de las virtudes y los valores trascendentes. Que abunden en verdad, bondad, en poder sanante, en información adecuada, en proponer soluciones a una justicia tan largamente esperada; que abunden en unir por causas justas y en creación de lazos de solidaridad.
Es el humanismo cristiano, trascendente, integral y solidario el que puede signar con sello de verdad a los medios sociales. Nosotros, por lo menos, no disponemos de grandes medios ni de tecnologías. Pero en tanto cristianos, nos podemos plantear si el uso de aquellos medios “que están a nuestro alcance”, por lo menos, lo hacemos o no con un sentido pleno de evangelización, de promoción de la unidad, la fraternidad, promoción del respeto comprensivo, del diálogo franco y sincero… Este aspecto forma parte integrante de la misión nuestra como “miembros de la Iglesia”, y podría ser hoy la ocasión para que valoremos desde lo ético cómo lo hacemos, pero también que procuremos valorarlo desde lo religioso, desde una evaluación acerca de nuestra apertura a lo genuinamente profético, en comunión eclesial, siendo conscientes de que la Iglesia, no conocerá descanso “(…) hasta que realice visiblemente esa unidad, entre sus hijos de cualquier lengua, de cualquier nación, de cualquier medio Al hacer esto, tiene conciencia de ser un signo profético de unidad y de paz para el mundo entero (cf. Is 11, 12)» .
Valorar, dijimos, y principalmente, desde el silencio de la oración. En el mensaje de este año que hemos citado, Benedicto XVI señala que “allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial”. Es importante crear un ambiente propicio, “casi una especie de ‘ecosistema’ que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos”. Por esto decíamos que el Santo Padre llamó a “considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios”. “De esta contemplación nace con toda su fuerza interior la urgencia de la misión” .
En esa sintonía, vemos que desde la comunión con Dios colaboramos con el futuro mismo del hombre, «hacia el cual todo está orientado en la tierra, como a su centro y su cima» , porque es “imagen” de Dios, hacia el cual todo está orientado, por eso los primeros discípulos comunicaron a Jesús muerto y resucitado, al Espíritu enviado: “Lo primero y más importante es que los discípulos anunciaron a Cristo como respuesta al mandato que él les había dado” .
Y hoy estamos invitados a comunicar, con renovada fuerza, la fe, la esperanza, la caridad. También la solidaridad, que es como la dimensión social de la virtud de la caridad, la solidaridad real que nos sitúa a todos, los unos con los otros, los unos para los otros, en la búsqueda del bien común dela gran comunidad de los hombres No podría omitir en este día la importancia de la comunicación, para todos nosotros, y desde todos nosotros, de la colecta solidaria nacional, la de Caritas, que este año 2012 se realizará el sábado 9 y el domingo 10 de junio bajo el lema: Pobreza Cero. Vida digna para todos. Ayudaremos todos con nuestra contribución, seguramente lo habíamos previsto; ayudemos todavía más con su comunicación y difusión, en aras de condiciones de vida acordes a la dignidad que tenemos las mujeres y los hombres como imagen de Dios.
Un mayor fortalecimiento del apostolado, hacia eso vamos. Esta Jornada nació a raíz del Decreto “Inter Mirifica” del Concilio Ecuménico Vaticano II, promulgado el 4 de diciembre de 1963 por el Santo Padre Pablo VI, que estableció, en el n. 18: “Para mayor fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de comunicación social, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del orbe. .
En vistas de este mayor fortalecimiento que nos pidió el Concilio, sepamos valorar, calibrar, diría, este signo de los tiempos: el surgimiento de la sociedad de la información es una verdadera revolución cultural, que transforma a los medios en «el primer Areópago de nuestra época» . Sepamos, queramos, integrarlos a la misión evangelizadora. A la integración y no a levantar muros de división, odio o materialismo; sepamos, queramos, en la humildad y pobreza de nuestros medios de comunicación terrenos, hacer vehiculizar a través de los medios de comunicación contemporáneos, la mayor riqueza: la Palabra y el Amor que mueven al universo.
Con la ayuda de María la Madre de Dios y Madre de la Iglesia, en la solemnidad de la Ascensión de Jesucristo a los cielos

+Oscar, Obispo de Zárate-Campana

19 de mayo de 2012