Tú puedes lograr lo que quieras | Consejos para la vida

Tú puedes lograr lo que quieras | Consejos para la vida

Reflexiona acerca de lo que has logrado
en tu vida; acerca de tus progresos;
acerca de donde empezaste y en dónde
estás ahora.

Recuerda esos momentos en los que te parecía
que el mundo se iba a acabar, que no había
ninguna salida, que nunca encontrarías la solución.
Luchaste, y hoy no son más que anécdotas
que escasamente recuerdas.

Reconoce lo que has creado en tu vida;
de lo que sientes orgullo y que hace un tiempo
te parecía inalcanzable.

Algunas veces nos decimos:
«Yo no he logrado nada especial.»
Esto equivale a no reconocer tus esfuerzos,
y, por lo tanto, es tratarte injustamente.

Recuerda el examen que todos tildaban
de imposible para ti; del que decían
que no aprobarías. Decidiste sacarlo adelante
y después te llenaste de satisfacción
por haberlo logrado.

Recuerda ese proyecto del que decían
que era demasiado para ti; que te quedaba grande;
que nadie lo había hecho antes; que era para gente
especial.

Tú perseveraste, te preparaste, golpeaste
en todas las puertas que se te ocurrieron, no permitiste
que los obstáculos te desanimaran, y, cuando te diste
cuenta, habías superado tus propias metas.

¿Qué cualidades te comprometiste a expresar
en esos momentos? Persistencia, recursividad,
creatividad, templanza, flexibilidad, capacidad
de sobreponerte rápidamente, humildad para
reconocer tus equivocaciones, disposición
a aprender de tus errores y a hacer lo necesario
para lograr tus sueños.

Tal vez pensarás que ninguna de estas
cualidades es tuya, pero te aseguro que tú
las posees, y tú sabes mejor que nadie
que cuando realmente has querido lograr algo,
las has sabido manifestar, las has utilizado
y has logrado tu objetivo.

Por eso apuesto lo que sea que, cuando tú
quieras algo, lo conseguirás.
Puede que te demores, que te cueste,
que te equivoques mil veces, pero tú
ya varias veces has demostrado que,
cuando realmente lo quieres, tienes la fuerza,
la habilidad y la paciencia para alcanzarlo.

Lo que no has alcanzado se debe a que aun
continúas luchando por ello en el camino correcto;
a que decidiste rendirte; o a que, por cualquier razón,
no estás en disposición de invertir la energía necesaria
para hacerlo realidad.

Nunca dudes de tu fuerza y de tu capacidad
de lograr lo que verdaderamente quieres.
Si no tienes algo, no culpes a las circunstancias
o a los demás porque te llenarás de amargura
y resentimiento.

Recuerda que tienes tanta libertad para usar
tu gran fuerza y tu poder, que hasta puedes
decidir no usarlos.

Pero también recuerda,
que si eres una persona de fe, y te mantienes
unido al Señor, en Él siempre encontrarás
una invalorable ayuda.