24 de Enero – De la mano… – Tiempo ordinario
Evangelio según San Marcos 1, 14-20
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea.
Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo:
“El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.
Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
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Oración para la CUARESMA del Papa Francisco
Carta de DIOS a TÍ MUJER
ÁNGELUS con el Papa Francisco
De la mano…
Creo que no existe nada más sincero que
“caminar de la mano con alguien”.
En sentido amplio de la palabra,
caminar con su compañera/o, de la mano,
sea por la calle o por la vida…
Nada más lindo… también en el sentido figurado,
o sea, estar siempre listo para caminar “de la mano”
con una persona amiga, ayudándola, en el más amplio
sentido de la palabra (una ayuda moral),
oyendo un desahogo que sea…
o socorriéndola en una necesidad.
En fin… ¿puede existir algo más lindo que una pareja
de viejitos, que después de caminar por la vida entera,
lado a lado, de la mano, aun lo sigan haciendo
en un inocente paseo, en un parque o en la playa?
Es importante que aprendamos el valor
que representa el calor de las “manos juntas”.
¿Existe algo más agradable que simplemente
oír un desahogo de una persona amiga?
Si hay algo a decir para ayudarla o consolarla,
hazlo, si nada puedes hacer, sólo la actitud
de oír ya valió la pena…
Y qué decir entonces, del milagro de la internet,
que nos posibilita reanudar lazos perdidos
en el tiempo, posibilitando una comunicación
con personas que ya juzgábamos irremediablemente
apartadas… sean parientes o amigos.
Así, si las personas buscaran más la unión
en las “manos dadas” (de la mano),
ciertamente el mundo sería mejor.