Guión Domingo 28° Durante el Año

Guión Domingo 28° Durante el Año – Ciclo C

DOMINGO XXVIII DURANTE EL AÑO

RECUPERAR LA GRATITUD

      Se dice que la gratitud está despareciendo del “paisaje afectivo” de la vida moderna. Se desconfía del gesto realizado por pura generosidad, se ha hecho dogma de fe que nadie da nada gratis y que toda intención aparentemente buena oculta una impostura.

Tal vez esta afirmación sea algo exagerada, pero lo que sí es cierto es que, en nuestra «civilización mercantilista», cada vez hay menos lugar para lo gratuito. Todo se intercambia, se presta, se debe o se exige. En este clima social la gratitud desaparece.

Cada cual tiene lo que se merece, lo que se ha ganado con su propio esfuerzo. A nadie se le regala nada. 

        Algo semejante puede suceder en la relación con Dios si la religión se convierte en una especie de contrato con Él: «Yo te ofrezco oraciones y sacrificios y tú me aseguras tu protección. Yo cumplo lo estipulado y tú me recompensas».

Desaparecen así de la experiencia religiosa la alabanza y la acción de gracias a Dios, fuente y origen de todo bien. 

         Para muchos creyentes, recuperar la gratitud puede ser el primer paso para sanar su relación con Dios. Esta alabanza agradecida no consiste primariamente en tributarle elogios ni en enumerar los dones recibidos.

Lo primero es captar la grandeza de Dios y su bondad insondable, intuir que solo se puede vivir ante Él dando gracias. Esta gratitud radical a Dios genera en la persona una forma nueva de mirarse a sí misma, de relacionarse con las cosas y de convivir con los demás. 

El creyente agradecido sabe que su existencia entera es don de Dios. Las cosas que le rodean adquieren una profundidad antes ignorada; no están ahí solo como objetos que sirven para satisfacer necesidades; son signos de la gracia y la bondad del Creador.

Las personas que encuentra en su camino son también regalo y gracia; a través de ellas se le ofrece la presencia invisible de Dios. El reconocimiento gozoso y la alabanza a Dios siempre son fuente de salvación. 

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA
Lectura del segundo libro de los Reyes 5,14-17

En aquellos días, Naamán el sirio bajó y se bañó siete veces en el Jordán, como se lo había mandado Eliseo, el hombre de Dios, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño. Volvió con su comitiva al hombre de Dios y se le presentó diciendo:
– Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel. Y tú acepta un presente de tu servidor.

Contestó Eliseo:
– Juro por Dios, a quien sirvo, que no aceptaré nada.
Y aunque le insistía, lo rehusó.

Naamán dijo:
– Entonces, que entreguen a tu servidor una carga de tierra, que pueda llevar un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios de comunión a otro dios que no sea el Señor.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

      Naamán, jefe del ejército de Siria, quedó limpio de la lepra por bañarse en el río Jordán como se lo había mandado el profeta Eliseo. Este hecho sirvió para que Naamán hiciera profesión de fe en el Dios de Israel como el único Dios y anuncia que sólo daría culto al único Dios verdadero. 

Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 
R. El Señor revela a las naciones su justicia.

Cantad al Señor un cántico nuevo,                                                             porque ha hecho maravillas. 
Su diestra le ha dado la victoria,                                                                                   su santo brazo; R:

El Señor da a conocer su victoria,                                                             revela a las naciones su justicia:                                                                        se acordó de su misericordia y su fidelidad                                               en favor de la casa de Israel. R:

Los confines de la tierra han contemplado                                                                la victoria de nuestro Dios.                                                                        Aclama al Señor, tierra entera,                                                             gritad, vitoread, tocad. R:

2ª LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2,8-13

Querido hermano:                                                                                        Haz memoria de Jesucristo el Señor, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David.

Éste ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor.

Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen su salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna.

                                                Es doctrina segura: si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.

Palabra de Dios.  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

     El apóstol Pablo le escribe a Timoteo para decirle que, aunque ha sufrido mucho por proclamar el Evangelio de Jesús, sin embargo, todo lo aguanta para que los que reciban el mensaje de Jesucristo, que no se puede encadenar ni silenciar, se salven y alcancen la gloria eterna.        

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,11-19                                

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:      – Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.                                                       

Al verlos, les dijo:                                                                                                   – Id a presentaros a los sacerdotes.                                                                 

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.                                                                                   

Éste era un samaritano.                                                                                              Jesús tomó la palabra y dijo:                                                                                    – ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?                                                  Y le dijo:                                                                                               – Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Palabra del Señor.  

COMENTARIO AL EVANGELIO 

       Diez leprosos curó el Señor, pero sólo uno, que era extranjero, volvió para darle gracias. Fue el único que alcanzó la salvación de Dios.   

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

VIDA AGRADECIDA

      Hay quienes caminan por la vida con aire triste y amargado, su mirada se fija siempre en lo desalentador, no tienen ojos para ver que, a pesar de todo, lo bueno abunda más que lo malo, no saben apreciar tantos gestos nobles, hermosos y admirables que suceden todos los días en cualquier parte del mundo.

Tal vez lo ven todo oscuro porque proyectan sobre las cosas su propia oscuridad. 

      Otros viven siempre en actitud crítica. Se pasan la vida observando lo negativo que hay a su alrededor, nada escapa a su juicio, se consideran personas lúcidas, perspicaces y objetivas, sin embargo, nunca alaban, admiran o agradecen, lo suyo es destacar el mal y condenar. Otros hacen el recorrido de la vida indiferentes a todo, solo tienen ojos para lo que sirve a sus propios intereses, no se dejan sorprender por nada gratuito, no se dejan querer ni bendecir por nadie.

Encerrados en su mundo, bastante tienen con defender su pequeño bienestar cada vez más triste y egoísta, de su corazón no brota nunca el agradecimiento.

        Muchos viven de manera monótona y aburrida, su vida es pura repetición: el mismo horario, el mismo trabajo, las mismas personas, la misma conversación, nunca descubren un paisaje nuevo en sus vidas, nunca estrenan día nuevo, nunca les sucede algo diferente que renueve su espíritu, no saben amar de manera nueva a las personas, su corazón no conoce la alabanza.

         Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas. 


Guión Domingo 28° Durante el Año – Ciclo A

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo octavo del tiempo ordinario, y nos reunimos para nuestra Eucaristía dominical, en la que seremos alimentados con la Palabra y con el Pan de los fuertes, que robustece nuestra debilidad, lanzándonos a una religiosidad comprometida con el Evangelio y su anuncio a todos los hombres.

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor nos presenta hoy la imagen de su Reino, expresándonos claramente que estamos llamados a participar en el banquete de fiesta que Él ha preparado para todos los hombres y todos los pueblos de la tierra. Y Él espera que aceptando su invitación, concurramos con alegría y gozo, vistiendo el traje de fiesta, el vestido de justicia y santidad.

1ª. LECTURA:  ((Is 25, 6-10a)   

Este texto profético nos muestra en una visión escatológica, la salvación total y definitiva, en forma de un banquete al que todos somos invitados.

SALMO RESP.:      (22, 1-6)  

  1.     El Señor nos prepara una mesa.

2ª. LECTURA:     (Flp 4, 12-14. 19-20)    

El apóstol nos da aquí la regla de oro para todo el que quiere ser discípulo de Cristo y proclamar el Evangelio a todos los hombres.

EVANGELIO:    (Mt 22, 1-14)   

Escuchemos ahora, en las palabras del mismo Jesús, la universalidad del llamado al Reino de Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos, con total confianza que nuestro Padre escucha lo que con fe le pedimos, presentémosle  las oraciones de esta asamblea, por la salvación de todos los hombres.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

«SEÑOR, QUE SEPAMOS RESPONDER A TU LLAMADO»

v Señor, al pedirte por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que no rechacemos tu invitación, y la recibamos con la alegría de que sales a nuestro encuentro en el camino de la vida, te pedimos…

v Señor, al pedirte por nuestros Obispos y nuestros sacerdotes, para que junto a ellos formemos una comunidad diocesana que anuncie sin cesar la buena noticia del banquete del Reino, te pedimos…

v Señor, al pedirte por nuestra patria, para que haciendo que tu Hijo vuelva a ser el centro de nuestra sociedad y nuestras familias, ella viva nuevamente de acuerdo con tu Evangelio, te pedimos…

v Señor, al pedirte por nuestros hermanos que se encuentran sufriendo, en sus cuerpos o en sus espíritus, para que descubriendo que están llamados al banquete del Reino renazca en ellos la esperanza, te pedimos…

v Señor, al pedirte que participemos de tu Eucaristía, vistiendo el traje de la hermandad y de la alegría, del optimismo y de la ilusión, de la esperanza y de la confianza, te pedimos…

CELEBRANTE:

Dios y Padre nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de los hombres, para que junto a nuestros hermanos, incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a tu Reino. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Ofrezcámonos ahora al Padre, con un sincero deseo de servirlo a Él, a su Iglesia y a cada uno de nuestros hermanos, sobre todo, a los más necesitados.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)

Con la alegría que nos produce el saber que somos hijos de Dios, alabémoslo porque es Él quien nos ha llamado a formar parte de su Reino y quiere extenderlo a todos los hombres.

COMUNIÓN:

Que nuestro encuentro con Cristo, que se da a nosotros en la Eucaristía, nos ayude a brindarnos y a entregarnos más a nuestros hermanos, a servirlos y a comunicarles nuestra fe.

DESPEDIDA:

Al despedirnos recordemos que cada uno de nosotros es un llamado, no porque tengamos algún merito personas, ya que somos llamados sin ningún privilegio, para participar del banquete definitivo del Reino, para el que debemos vestir el traje nupcial.