Señor, quítame tiempo

Señor te he dirigido frecuentemente una oración
decididamente sin sentido: te he pedido tiempo.
Mi jornada de veinticuatro horas, no me basta.
Necesito al menos seis horas más para responder
a todas las llamadas, atender a los compromisos,
despachar el trabajo retrasado, responder
puntualmente a las cartas.
Y pedí a todos los que exigían un pedazo
de mi tiempo, ya tan escaso, que fueran
mis cómplices en aquella petición
de una jornada un poco más larga.
Espero que no lo hayan hecho.
Solo ahora me doy cuenta
de lo equivocado de aquella oración.
Que desfachatez y que presunción,
perdóname, Señor.
El tiempo que me has dado, es más
que suficiente, lo reconozco, suficiente
para hacer aquellas cosas que Tú
esperas de mí y para hacerlas bien.
No se trata de tener más tiempo
a disposición, sino de tener más ideales
a disposición para llenar de significado
el tiempo que poseo. Deseo más bien
que mi tiempo sea más rico en significado.
Para eso, te autorizo, Señor a que me quites
tiempo: esta es mi petición, opuesta a la anterior.
Te pido que me quites horas, de las veinticuatro
que tengo a mi disposición. Dos, tres, incluso,
seis al menos. Como quieras mejor.
Que hermosura, Señor, unas cuantas horas
tomadas de lo necesario, no de lo superfluo
de la jornada, y destinado a Ti.
Poder anunciar: me faltan seis horas al día,
porque las he «despilfarrado» en oración.
Dame la fuerza, Señor, el coraje, la libertad,
para realizar este gesto alocado.
Entonces estoy seguro de que no desembucharé ya,
ante los impacientes y numerosos clientes,
la acostumbrada excusa: «No tengo tiempo»
Podré por el contrario, declarar en tono triunfal:
«¡Tengo Tiempo!» Tiempo para hacer las cosas
adecuadas, de la manera adecuada,
con el corazón adecuado.
Señor, quítame tiempo, no vendré a pedirte
que me pagues daños, por el contrario,
te daré las gracias porque el tiempo
que me queda, después de tus suculentos
cobros, será un tiempo totalmente diverso.
En suma: un capital que aumenta y adquiere
valor precisamente cuando disminuye.
¿Vamos a hacer juntos este milagro, Señor?
Alessandro Pronzato
Evangelio del día 23 de enero – Segunda semana del tiempo ordinario ciclo C
Evangelio del día 23 de enero con el Padre Guillermo Serra
Evangelio según San Lucas 1, 1-4 4, 1-21
Evangelio del día 22 de enero | † | Evangelio del día 24 de enero
† Si quieres recibir el evangelio de cada día, SUBSCRÍBETE A NUESTRO CANAL