Evangelio del día 4 de abril con el Padre Guillermo Serra
Evangelio según San Juan 8, 12-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la oscuridad y tendrá la luz de la vida».
Los fariseos le dijeron a Jesús: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es válido». Jesús les respondió: «Aunque yo mismo dé testimonio en mi favor, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y a dónde voy; en cambio, ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan por las apariencias.
Yo no juzgo a nadie; pero si alguna vez juzgo, mi juicio es válido, porque yo no estoy solo: el Padre, que me ha enviado, está conmigo.
Y en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio sobre mí».
Entonces le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?» Jesús les contestó: «Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».
Estas palabras las pronunció junto al cepo de las limosnas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.
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