He venido a traer fuego a la tierra | REFLEXIONES CRISTIANAS

HE VENIDO A TRAER FUEGO A LA TIERRA

      El fuego mesiánico al que se refiere Jesús es el Reino de Dios que conlleva en sí un elemento destructor, no de la obra del hombre, sino del pecado.

No puede surgir una nueva estructura de vida si, previa o simultáneamente, no se destruye la estructura que oprime al hombre por dentro y por fuera.

      Cuando los cristianos o sus comunidades no viven la novedad del Evangelio sino que más bien conviven con la sociedad, en buen entendimiento, sin oponerse a las estructuras que se crean de injusticia, de hambre, de violación de los derechos humanos, de violencia sobre los débiles, de adoración a los líderes, han eliminado de sus vidas el fuego que Jesús quiere que arda en el corazón de todos los que quieran seguirle.

       Los cristianos del siglo XXI nos enfrentamos al desafío más grave: Decidirnos entre una religión burguesa o un cristianismo de seguimiento. Optar por éste último significa seguir a Jesús tratando de vivir hoy con el espíritu que le animó a Él, lo que inexorablemente entraña complicaciones en la vida.

       El seguimiento de Jesús implica casi siempre caminar “contra corriente” en actitud de rebeldía y ruptura frente a costumbres, modas, corrientes de opinión, que no concuerdan con el espíritu del evangelio, incluso ir contra corriente de nuestros propios amigos y familiares.

     Cristo nos pidió que fuéramos sal de la tierra, no azúcar, y menos sacarina. El día que los cristianos no escozamos al mundo y empecemos a caerle simpáticos será porque hemos empezado a dejar de ser cristianos.