Manifiesto ante el Día Internacional de la Mujer Trabajadora – 8 de Marzo

Manifiesto ante el Día Internacional de la Mujer Trabajadora – 8 de Marzo

Las condiciones del trabajo que atentan contra la dignidad de la mujer y de toda persona son opuestas al Proyecto de Dios

HOAC DIÓCESIS DE CARTAGENA (MURCIA ) /

Desde 1911 se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una jornada de reivindicación que nació a favor del derecho al voto, al trabajo, a la no discriminación laboral, familiar y social. Nosotros, mujeres y hombres de la HOAC, recordamos a tantas mujeres que han entregado su vida por traer la justicia, la igualdad y el desarrollo.

Y vemos como el actual modelo social, político, económico, patriarcal y capitalista sigue sometiendo a las personas, especialmente a las mujeres:
Que representan el 70 por ciento de los 1.200 millones de personas pobres del planeta.

Cultivan el 80 por ciento de la comida que se consume en los países en desarrollo pero sólo poseen el 2 por ciento de la tierra. Reciben menos del 10 por ciento de los créditos y apenas el 5 por ciento de las inversiones.

Que suponen el 65 por ciento de las personas analfabetas del mundo. La discriminación que sufren las mujeres está presente desde su nacimiento y condiciona sus expectativas. Padecen múltiples diferencias de género en las condiciones de trabajo: salarios, puestos de responsabilidad, condiciones de sumisión, reparto de cargas familiares y participación en el trabajo oculto no remunerado (mantenimiento del hogar, cuidado de niños, cuidado de personas mayores y trabajo voluntario).

Que sufren mayor desempleo que los hombres: paro femenino del 24.7 por ciento en España al término de 2014, lo que se agrava en los sectores de población más joven: 52.1 por ciento en mujeres menores de 25 años. Las cifras fueron aún peores para la Región de Murcia: 29.8 por ciento y 66.6 por ciento.

Que perciben salarios más bajos. Deberían trabajar 84 días más al año para ganar lo mismo que un hombre, aún estando mejor formadas. Y que perciben pensiones más bajas, tanto contributivas como de jubilación (32 por ciento menores que las de los hombres).

Que soportan especialmente el débil aumento del salario mínimo interprofesional en los últimos años, uno de los más bajos de nuestro entorno europeo, ya que lo perciben el doble de mujeres que de hombres. Las mujeres con poca cualificación son el eslabón más débil y que soporta mayor explotación y discriminación.

Que son el sustento del 90 por ciento de los hogares con un adulto e hijos a cargo en España, por lo que afrontan un mayor riesgo de pobreza.

“Prefiero contratar a una mujer de más de 45 o de menos de 25 años para evitar el problema de que se quede embarazada”. M. Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios.

“Me levanto a las siete de la mañana y me acuesto a las diez de la noche. Sólo tengo hora y media de descanso al día. Los sábados trabajo hasta el mediodía, y los domingos libro. Cobro unos 800 euros al mes y estoy dada de alta en la Seguridad Social”. Mariela, colombiana, empleada de hogar.

“Tengo 33 años y he empezado a trabajar hace dos años. Ahora me encuentro en el inicio de una profesión que me motiva y llena de esperanza. ¿Hijos? Todavía no me lo planteo, esto acaba de empezar”. Carmen, profesora.

“Me siento desubicada. Me levanto a las 6:30 organizando tareas y horarios antes de ir a trabajar. El primer problema: ¿quién se queda con mis hijos? No puedo pagar la guardería. Es duro ser madre trabajadora con tantos obstáculos en el camino”. Gema, auxiliar de clínica.

“Garantizar la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres no sólo es una medida justa, es también una estrategia económica rentable”. Michelle Bachelet, presidenta de Chile.

Reflexión cristiana

Las condiciones del trabajo que atentan contra la dignidad de la mujer y de toda persona son opuestas al Proyecto de Dios. Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas.

“Sentimos admiración hacia esas mujeres de buena voluntad que se han dedicado a defender la dignidad de su condición femenina mediante la conquista de fundamentales derechos sociales, económicos y políticos, y han tomado esta valiente iniciativa en tiempos en que este compromiso suyo era considerado un acto de transgresión, un signo de falta de femineidad, una manifestación de exhibicionismo, y tal vez un pecado” (Juan Pablo II. Carta a las mujeres 1995).

Jesús siempre estuvo atento a las personas, en especial con quienes menos contaban, desde el amor y la cercanía, buscando devolver a cada persona su dignidad negada. Como en el pasaje en que Jesús conversa con una mujer totalmente marginada por su condición de mujer, de samaritana (pagana en la época) y de pecadora (madre soltera), y le ofrece “un agua con el que nunca volverá a tener sed”, el agua de la dignidad y la vida plena, de las denuncias y las esperanzas más profundas.

Como hace un siglo, cuando las mujeres trabajadoras luchaban por “no sólo pan, sino también rosas”.

“Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano esclavo?

¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado?» (Papa Francisco. Evangelii Gaudium 2013).

Propuestas

Queremos compartir con el resto de la sociedad, una llamada a la reflexión, la acción, el compromiso y la denuncia profética. Por todo esto CREEMOS NECESARIO:
Construir políticas sociales y de conciliación de la vida laboral. Permisos especiales y excedencias para desarrollo de tareas de crianza y cuidado de familiares.

Implantar horarios de trabajo regulados y flexibles con la mejora del acceso a la jornada partida o reducida para hombres y mujeres.

Desarrollar políticas transversales que tengan en cuenta los intereses de hombres y mujeres.
Regular las horas de trabajo no remunerado así como las condiciones de seguridad e intensidad en que se trabaja.

Recuperar convenios colectivos que posibiliten la implicación en las responsabilidades familiares para todos los trabajadores, para todas las personas.
Ampliar la cobertura y gratuidad de la Educación Infantil desde los 0 a 3 años como medio temporal con las actuales jornadas laborales.

Favorecer una cultura que proteja las condiciones familiares previniendo y eliminando la discriminación basada en la maternidad y en las responsabilidades familiares.
Implementar modelos que garanticen el acceso a los bienes básicos, sanidad, vivienda, educación y un trabajo digno.

Caminar hacia un nuevo modelo económico, social y político que sea más justo con todos los seres humanos a nivel global, concretado en proyectos sensibles a los más desfavorecidos a nivel local.