Camino de Cuaresma – Día 3 Feliz la culpa

Camino de Cuaresma – Día 3 Feliz la culpa

DÍA 3 – VIERNES DESPUÉS DE CENIZA

FE-liz la culpa

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Oración colecta Misa miércoles de Ceniza)

CITA

Sabemos que a los que aman a Dios todos los sirve para el bien (Rm 8, 28)

REFLEXIÓN

Hemos visto que la conversión es un proceso, no es un evento; la imagen del camino nos ayuda a entender que es un avanzar, descubrir nuevos paisajes, madurar, aprender a caminar en circunstancias nuevas, más difíciles, pero siempre con el deseo de progresar y crecer.

¿Cómo va tu deseo? ¿Te sientes cansado?

La conversión y la fe van íntimamente unidas. Por eso, si hay algo que Cristo reprochó a sus discípulos numerosas veces fue su falta de fe.

En nuestra vida, la derrota se hace presente, el pecado, las caídas, los límites personales van pesando. ¿Cómo los vives? Después de cada derrota, Dios nos ofrece un plan de redención que es mejor que si no hubiéramos pecado. Nuestra miseria, entregada con fe y cariño, es abrazada por su misericordia, y así, podemos decir con San Pablo, que todo, absolutamente todo coopera para el bien de los que aman a Dios.

Por eso, y aunque suene atrevido, podemos decir que nuestro pecado puede convertirse en “feliz culpa”, pues es ocasión de crecimiento si lo entrego a Jesús con fe y confianza. Todo puede resultar más bello que si no hubiéramos pecado.

La manifestación más grande del amor de Cristo viene cuando carga sobre sus hombros nuestros pecados y nos redime muriendo en la cruz. Su resurrección es fiesta gloriosa porque los que estábamos muertos, ahora podemos vivir en Cristo, con Él y en Él.

¿Te das cuenta? ¿A qué esperas? Regala con fe tus pecados a Jesús y grita: “FE-liz culpa” que mereció tal Redentor, tal amor, tal misericordia.

Te invito a entrar en esta Cuaresma con esta disposición, FE-liz, si, con FE y Feliz de poder por fin descargar con paz esas miserias en alguien que te ama incondicionalmente y te espera.

ORACIÓN:

QUE TE CONOZCA SEÑOR

Que te conozca, Señor
como soy conocido por ti
Revélate a mi alma plenamente
Y descansaré en ti, mi único bien

Soy peregrino de la paz que sólo Tú puedes dar
Cuento amaneceres esperando tu visita
Líbrame de mí misma, Señor,
Para que pueda volar al nido de tu amor

Escóndeme bajo la sombra de tus alas
Fija mi vista en tus manos benditas
Guarda mis lágrimas en tu corazón
Limpia mi culpa y líbrame de todo mal

Jesús a mi alma

Te conozco desde toda la eternidad
Te pensé con amor, te creé con alegría
Eres mía y por ti Yo di la vida
No temas, aquí estoy, muy dentro de ti

Yo también soy peregrino en tu corazón
Tengo mi tienda bien plantada
Quiero caminarlo hasta lo más profundo
Si me dejas, sanaré todas tus heridas

Te conozco, amada mía,
Pero déjame avanzar sin límites
Ábreme toda puerta y ventana
Pues tu alma es mía, muy amada

No tengas miedo, conocerte es mi delicia
Es mi vida y mi gozo
Quiero que te conozcas conociéndome
Soy tu Hacedor, Salvador y Redentor

Del Libro Jesús a mi alma, P. Guillermo Serra, L.C.

Propósito: Ir preparando con esmero y en profundidad una buena confesión, con fe y confianza, para que de ese encuentro con Jesús pueda salir renovado, convertido y dispuesto a caminar más rápido hacia Él durante esta Cuaresma.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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