El día de la Ascensión explicado para niños

Marta explica a los más pequeños en que consiste el Día de la Ascensión del Señor a los cielos con un ejemplo gráfico.

Una buena metáfora con una bolsita de infusión para explicar a los niños de Educación Infantil y Primaria en que consiste el Día de la Ascensión.


ORACIÓN al ESPÍRITU SANTO que SAN JUAN PABLO II rezaba a diario

Reflexión para la Ascensión del Señor – Domingo de Pascua [Vídeo]

EL LAICO EN LA IGLESIA

      Fiel cristiano laico es en la Iglesia el que vive su vocación bautismal edificando el Reino de Dios y realizando su compromiso de evangelización del mundo haciéndose cargo de las complejas problemáticas de la realidad secular. 

     El laico es el que da testimonio desplegando su carisma en la Iglesia. Su identidad es distinta de la de los religiosos y los ministros ordenados; pero no por ello inferior, sino sencillamente distinta, tanto por el modo de pertenecer al sacerdocio de Cristo para su misión dentro del Pueblo de Dios y para su composición, como por su compromiso en el mundo. 

       Los fieles laicos tienen el deber de participar en el sacrificio de Cristo a través de la ofrenda de su vida y de sus obras y oraciones, de su apostolado, vida conyugal y trabajo cotidiano, todo ello realizado en la realidad secular.

       La naturaleza o característica esencial del fiel cristiano laico hay que buscarla en el hecho de ser un bautizado y, como tal, incorporado a Cristo y perteneciente al Pueblo de Dios. Sin el laico no sólo no existiría el Pueblo de Dios, sino que no tendría razón de existir ningún ministerio ordenado.

La Iglesia es tal como la quiso Cristo Jesús, y se fue formando en la época apostólica, en la que la comunidad adquiría vida y consistencia mediante la predicación de los apóstoles acogida y encarnada, la participación en el partir el pan y la disponibilidad de los creyentes a vivir la peculiaridad de su pertenencia a Cristo según sus carismas y poniendo en común sus bienes

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA 
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó:
– No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.

Ellos lo rodearon preguntándole:
– Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?
Jesús contestó:
– No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
– Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

     Después de la Ascensión del Señor Jesús a los cielos su misión salvadora queda en manos de los Apóstoles, de la Iglesia, que la llevará a cabo por la acción del Espíritu Santo que la ilumina y apoya «hasta el fin de los tiempos». 

      La vida de la Iglesia adquiere su total responsabilidad al recibir el encargo de ser la depositaria del mensaje evangélico que ha de transmitir de generación en generación. Es el comienzo de una nueva etapa en el anuncio del Reino.  

SALMO  

Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. 

  • Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
    porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R:
  • Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas;
    tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R:
  • Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría.
    Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R: 

2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,17-23

Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.

Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA  

     El apóstol Pablo en su oración pide a Dios que infunda a los cristianos de Efesio «espíritu de sabiduría» para que lleguen a comprender lo sublime de la persona de Jesús que «ha sido resucitado y exaltado a la derecha de Dios Padre» y también para que comprendan la extraordinaria grandeza de los dones que Dios concede, por medio de Jesucristo, a los que creen en Él.       

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 16,15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
– Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.

El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.

 Palabra de Dios  

COMENTARIO AL EVANGELIO    

La Resurrección de Jesús y su Ascensión no es «el final» feliz a las desventuras de su pasión y muerte, sino el principio de una etapa encomendada a quienes han de ser los testigos de la misión que Jesús realizó. Jesús, con su Ascensión, no se aleja de nosotros, sino que empieza a estar más cerca: «yo estaré con vosotros todos los días».       Los seguidores del Señor Jesús no podemos quedarnos «mirando al cielo», sino que hemos de llevar la vida de Jesús a todas las personas para restaurar sus vidas, hemos de llevar la alegre y Buena Noticia donde los hombres y mujeres viven bajo una triste y sombría realidad. 

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL 
¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? 

     La Ascensión de Jesús, es una invitación a descender, a volver a la ciudad, a dejar las alturas y los montes y las nubes. Es una invitación a mirar ya al suelo, a poner manos a la obra de Jesús. 

     Difícil misión la del cristiano: sumergirse en la ciudad, politizarse, que es igual que hacerse ciudadano, mundanizarse, unirse a otros, lanzarse a gritar por calles y plazas que Jesús llevaba razón y que su proyecto es posible realizarlo, que todavía es posible recomponer este viejo rompecabezas de la familia humana, verdadera Babel de egoísmo e insolidaridad.

Hay que acabar con ese estado de cosas en el que unos estén sobre otros, hacer un mundo de hermanos y no de “soberanos”, es el desafío, la tarea del cristiano, el reto de la Ascensión, auténtica invitación a mirar al suelo, descendiendo a la ciudad hasta transformarla desde abajo y desde dentro. Con la Ascensión quedó para siempre clara una cosa: Con Jesús, Dios está en el suelo. Ahí es donde hay que mirar.