Lecturas diarias – 17 de Junio – Me dejas, Señor
¿Acercarme a Ti, a pesar las murmuraciones
y críticas sobre mi vida?
¿Derramar el perfume de mis obras,
a pesar de hacerlo con cuentagotas?
¿Agradecer, con mi llanto,
tu presencia que me rescata y me renueva?
¿Me dejas, Señor?
¿Olvidarme de lo mucho que me separa de Ti?
¿Acercarme, con un corazón humilde,
para que Tú lo restaures?
¿Lanzarme con pasión
a la búsqueda de tu rostro?
¿Me dejas, Señor?
Hoy, como aquella mujer,
también quiero pasar de la oscuridad a la luz,
de la debilidad a la fortaleza,
del pecado a la Gracia,
de la muerte a la vida,
del distanciamiento
a la comunión contigo, Señor.
¿Me dejas, Señor?
Hoy, como aquella mujer,
a la que no le tembló el pulso
quiero hacerme hueco en medio
de tanto obstáculo que me impide llegar a Ti
Sí; Señor
No sé si estoy totalmente arrepentido
lo que sí sé, es que sin Ti,
el perfume de la vida me sabe a poco,
las lágrimas de cada día se secan pronto,
y los cabellos del prójimo
son utilizados para arrastrarlos,
cabello y prójimo, por el miserable suelo.
¿Me dejas, Señor?
Sólo te traigo, lo que en el corazón tengo: AMOR
¿Me dejas dártelo, Señor?
Y así, sólo así y entonces,
podré de verdad…irme en paz.
Amén.
P. Javier Leoz
Evangelio del día 17 de Junio con el Padre Guillermo Serra
Evangelio según San Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas».