Receta para una vida infeliz

Receta para una vida infeliz

Haz que las cosas pequeñas te molesten:
no sólo permitas que te molesten;
¡esfuérzate para que te fastidien!

Pierde la perspectiva de las cosas,
y nunca trates de recuperarla.
No pongas al comienzo las cosas que son primero.

Consíguete una buena preocupación,
sobre toda una por la que no puedas hacer
otra cosa que preocuparte.

Sé perfeccionista: condénate a ti mismo
y condena a los demás por no lograr la perfección.

Ten siempre la razón, sólo tú todo el tiempo.
Di a todos que eres tú quien tiene la razón,
y que no tienes por qué cambiar de punto de vista.

No confíes ni creas en los demás, ni los aceptes
por menos de sus aspectos peores o más débiles.
Sospecha siempre de la gente.
Cree siempre que los demás tienen otros motivos.

Compárate siempre desfavorablemente con los demás,
lo que te garantiza un malestar instantáneo.

Toma siempre todo lo que te sucede
y lo que no te gusta como algo personal.

No te des por entero ni con entusiasmo,
a nadie ni a nada.

Haz que la felicidad sea el objetivo de tu vida,
en vez de tomar lo duro que ella te da,
con una filosofía de «dulce con amargo».
Aplica constantemente esta receta,
para tener garantizada la infelicidad.