1 de Noviembre – Guión Solemnidad de Todos los Santos

1 de Noviembre – Guión Solemnidad de Todos los Santos

Evangelio del día 1 de noviembre con el Padre Guillermo Serra| Festividad de Todos los santos

Disfruta cada día de la Palabra de Dios y compártela para que llegue a los corazones de tantos cristianos que necesitan este alimento diario.

PREPARACIÓN:

Antes de la salida del celebrante y de los ministros hacia el exterior del templo
Hermanos, en esta solemnidad de Todos los Santos, recordamos a esa “muchedumbre inmensa, que nadie podría contar” y que gozan ya de la presencia de Dios en el cielo, aunque no tengan un “hueco” en nuestro santoral litúrgico.

Hoy recordamos a muchos seres queridos, familiares y amigos, que ven a Dios “tal cual es”. Hoy nos recordamos unos a otros que esa es nuestra meta, encontrarnos con Dios cara a cara y gozar de su presencia por toda la eternidad.

AMBIENTACIÓN:

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
La palabra del Señor hoy nos significa, a toda la Iglesia, un aliento, ya que ella marcha también por el camino de la fe, animada por el ejemplo de los santos. Es el mismo Cristo que hoy nos dice a cada uno de los que le buscamos con sinceridad: «Dichosos ustedes», puesto que procuramos servirle a pesar de nuestras flaquezas.

1ª. LECTURA: (Apoc 7, 2-4. 9-14) (Ver texto)

Esta narración, repleta de imágenes y poesía, nos quiere explicar cuál será la vida que nos espera en la unión con Dios, que llama a su gloria a todos los hombres y a todos los pueblos, porque todos hemos sido redimidos por la sangre de Jesucristo.

SALMO RESP.: (23, 1-6) (Ver texto)
R. ¡Benditos los que buscan al Señor!
2ª. LECTURA: (1 Jn 3, 1-3) (Ver texto)
En pocas palabras, san Juan nos anuncia la buena noticia: somos hijos de Dios porque Él nos ha amado. Vivimos con esperanza hasta que el Padre nos llame a participar plenamente de su vida.

EVANGELIO: (Mt 4, 25–5, 12) (Ver texto)
Escuchemos ahora las bienaventuranzas del Reino que proclama Jesús: hoy como ayer, los pobres, los perseguidos por causa de la justicia, los que trabajan por la paz, deben alegrarse y saltar de gozo, porque el Reino de los Cielos les pertenece.

ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos, sabemos que delante de Dios somos pobres. Por ello, con la confianza de verdaderos hijos, presentemos nuestra plegaria al Padre.

GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:

«PADRE, ESCUCHA A TU PUEBLO»

v Por la Santa Iglesia de Dios y el Santo Padre Benedicto XVI, para que siempre sea capaz de dar razón de su esperanza, oremos…

v Por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que sean una señal de esperanza para nuestra Iglesia diocesana y el impulso evangelizador que ella necesita, oremos…

v Por los pobres, los que lloran, los perseguidos, los que trabajan por la paz, para que tengan la gozosa certidumbre de que el Reino de los Cielos les pertenece, oremos…

v Por todos nuestros seres queridos que nos han precedido en el camino de la fe, para que vivan con los santos en la vida de Dios, oremos…

v Por toda nuestra comunidad, para que aumente constantemente en nosotros la fe, la esperanza y el amor, oremos…

CELEBRANTE:

Padre de bondad, cuya misericordia es infinita, acepta nuestros anhelos y acompáñanos en todo momento para llevarlos a término. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Dios nos ha creado a todos para que vivamos junto a Él por toda la eternidad; ofrezcámosle ahora, nuestra disposición para vivir en fidelidad y de acuerdo con las exigencias que su Hijo nos ha manifestado hoy en su Evangelio.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)

Comencemos nuestra acción de gracias al Padre, porque con la muerte y resurrección de su Hijo, nos ha salvado. Elevemos con gozo nuestro canto.

COMUNIÓN:

Acerquémonos ahora a participar del Cuerpo de Cristo recordando en nuestro interior lo que hemos escuchado en el Evangelio: los pobres, los perseguidos, los que trabajan por la paz y la justicia entre los hombres, son llamados por Dios a participar en el banquete de su Reino.

DESPEDIDA:

Hermanos, la celebración de este día debe significar para cada uno de nosotros, un aumento de nuestras esperanzas. Sabemos que Dios nos prepara, junto a Él y con Jesucristo, una fiesta eterna que supera todo cuanto podamos imaginar.